Sé que para la mayoría de los extremeños esa pregunta es sencilla de responder, pero para el resto del mundo seguramente no lo sea tanto. Y es que desde pequeña, las Tencas, un pez de agua dulce que crece en las charcas de mi querida tierra extremeña, han formado parte de mi vida al ser “perseguidas” por mi padre, paciente pescador de caña y bolla… Y es que, a la Tenca o la adoras, siendo para ti un manjar entre manjares, o la odias, por su especial sabor a cieno fresco de las aguas encharcadas en las que viven.
Una de las personas que adoran este “baboso” pez (y lo digo porque su tacto es baboso, al estar recubierta de pequeñísimas escamas y poseer una piel mucosa) es mi abuela paterna. Cuando mi padre pescaba alguna tenca siempre terminaba en la casa de mi abuela, ya que mi madre está en el bando de los que la odian y es algo que nos había inculcado a nosotros. Y hablo en pasado porque yo, hace poco, me he incluido en el otro bando, en el bando de las personas a las que les encantan las tencas. Sólo fritas, bien churrascaditas están deliciosas, aunque me alegra ver que los buenos chef cada vez las están incluyendo más en las cartas de sus restaurantes, preparadas de diversas formas. Un buen ejemplo de ello son las recetas de “Tencas fritas en aceite de oliva” o en “Tenca asada en leche de frutos de la huerta”, con las que nuestro amigo y colaborador José Lozano, nos obsequió en su día.
Si os preguntáis la razón por la cual os hablo ahora de la Tenca, es porque este sábado 27, la mancomunidad Tajo Salor celebra en Santiago del Campo una nueva edición de la “Fiesta de la Tenca”, en la que, después de realizar un concurso de pesca y tener el placer de degustar este rico pescado, se procederá a la entrega de la ‘Tenca de Oro’ a una persona y a una institución que se hayan destacado por encima de las demás en la promoción de Extremadura… Lástima que no podré asistir, porque sin lugar a dudas hubiera disfrutado muchísimo.
Foto: Jose Lozano