El cava, un tipo de vino espumoso imprescindible en Navidad y en cualquier otro tipo de celebración que tenga lugar a lo largo del año, es de un tipo o de otro fundamentalmente en función de la cantidad de azúcar que contenga. A todos más o menos nos suenan las denominaciones de brut, seco, dulce, etc.; asociadas al cava, pero qué quieren decir exactamente. En función de la concentración de azúcar, se distinguen los siguientes tipos de cava: Brut Nature o Sin Adición (que no lleva nada de azúcar), Extra Brut (con hasta 6 gramos por litro), Brut (15 gramos), Extra-Seco (entre 12 y 15 gramos), Seco (entre 15 y 35 gramos), Semi-Dulce o Semi-Seco (entre 33 y 50 gramos), y Dulce (que contiene más de 50 gramos por litro).
Otra de las variables que nos permite distinguir entre diversos tipos de cava, es el tipo de uva. Las uvas utilizadas para la elaboración del cava son la «macabeo», que aporta un dulzor especial y bastante aroma; la «parellada», que dota al licor de una finura y frescor característicos; y la «xarel-lo», que otorga un mayor cuerpo que las otras dos.
El cava debe servirse siempre frío (a una temperatura de entre 4 y 6 grados centígrados), y en copas alargadas. Una vez abierta la botella, con el fin de mantener el gas durante un periodo prolongado, te recomendamos que introduzcas una cucharilla por la boca de la botella, dejando la parte más gruesa en el exterior. Y lo más importante: no olvides nunca brindar por la salud, el amor y la fortuna de la gente a la que quieres.