El crudivorismo es una práctica cada vez más extendida en nuestra sociedad que, lejos de lo que puede inspirar el propio término, no consiste en comer carne cruda al estilo caníbal, sino en la ingesta de alimentos sin cocinar. En su dieta, los crudívoros dejan de un lado los derivados de la carne animal, elaborando sus platos a base de frutas y verduras de temporada sin cocinar, un hábito indispensable, según este colectivo, para vivir en armonía con uno mismo y con el medio ambiente.
Según los especialistas en nutrición, existen muchas frutas y verduras que pueden ser consumidas sin cocinar con toda normalidad, garantizando así la ingesta de la práctica totalidad de los nutrientes de éstas, de los antioxidantes, así como de las enzimas que participan en el proceso digestivo. No obstante, determinados alimentos pueden provocar problemas digestivos si se toman sin cocinar.
Pues bien, al hilo de esta tendencia, hace algo menos de un mes fue noticia la apertura en Madrid del primer restaurante de Europa para crudívoros. Bajo el nombre de Crucina, este original establecimiento (c/ del Divino Pastor, 30. Barrio de Malasaña) nace de la necesidad de dar respuesta a las inquietudes de una sociedad que cada día se muestra más preocupada por la salud y la alimentación. Las legumbres, las verduras, las frutas, los frutos secos, la miel, las especias, los zumos o el vino; son los ingredientes esenciales que dan forma a los menús de Crucina, sirviéndose todos ellos sin cocinar, o elaborados siempre a menos de 41ºC. Una interesante oferta gastronómica basada en una creciente tendencia culinaria y alimenticia que va a dar mucho que hablar en los próximos años.