Igual que el tabaco o el alcohol a la larga provocan enfermedades que generan millones de euros en gastos en sanidad (y no entro a hablar de bajas laborales, dolores innecesarios a las personas y sufrimientos a los familiares), por todos es sabido que las grasas, sobre todo las saturadas, también provocan muchas y variadas enfermedades. Con ello se disparan los gastos en Seguridad Social, el sistema público de salud que pagamos todos con nuestros impuestos y del que, si hacemos un uso abusivo, no podrá seguir prestando los servicios que todos necesitamos.
En este sentido, hoy he sabido que el gobierno danés ha aprobado una controvertida ley que entrará en vigor en octubre, y que consiste en aumentar los impuestos sobre los alimentos ricos en grasas saturadas.
Aunque en parte creo que es una buena medida, siempre que los ingresos extra se destinen a la sanidad (o a la educación nutricional de los niños), estoy segura de que si lo que se busca es disminuir la obesidad y que los ciudadanos coman mejor, tal vez se deberían haber optado justo por lo contrario: por bajar los impuestos de productos frescos como verduras y frutas, e incluso a las legumbres o el arroz, etc. Pero dicen que algunos no aprenden si no les cuesta algo, y en este caso desde luego los daneses lo harán, ya que el aumento del gasto puede ser importante (un poco más de 2€ el Kilo de grasa).
Foto: El Gran Dee