Madrid, 20 jul (EFEAGRO).- El consumo de conservas de pescado y de marisco se dispara en el verano y en esta época la compra de latas alcanza sus máximos anuales, como una opción clásica y apetecible para preparar comidas fáciles o rápidas o para aperitivos en reuniones más festivas.
Las conservas son un alimento típico estival y entre junio y septiembre se registran habitualmente los datos más elevados de ventas, en volumen, aunque en valor es superior el comercio navideño.
Para los fabricantes, acostumbrados a un mercado muy estacional, el verano representa el período de mayor consumo para los productos más comunes, como el atún -la conserva por «excelencia»-, las sardinas, los mejillones y la caballa, según datos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas de Pescado (Anfaco-Cecopesca).
Sin embargo, para las latas de gamas más caras, el momento de mayor venta es la Navidad por las comidas de las fiestas y por su presencia en las cestas y regalos de empresa.
En 2010, junio y julio destacaron entre los meses con mayor volumen de adquisición de conservas en España, con un total de 17,29 millones y 17,59 millones de kilogramos, respectivamente, según el Panel de Consumo Alimentario del Ministerio del Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM).
De esta cantidad, las compras de atún enlatado pueden suponer unos diez millones de kilos al mes.
Entre los ciudadanos de países desarrollados, el español es un gran comprador de conservas de pescado y de marisco, con una ingesta de 4,1 kilos anuales per cápita y un consumo nacional cercano a los 189,2 millones de kilos y a los 1,6 millones de euros, según el MARM.
España es un importante fabricante de pescados y moluscos envasados, con una facturación de 2.500 millones de euros en 2010 y el que cuenta con una mayor variedad, pues las 147 factorías de este sector ofrecen más de cien referencias.
Un 70 % de los ingresos de esa actividad provienen de la transformación de túnidos (atunes, bonitos o caballas) y, en este grupo, España es líder europeo y el segundo mundial, solamente superado por Tailandia, según Anfaco.
Respecto al verano actual, las conserveras no esperan que la crisis reduzca la compra de latas. No obstante, al igual que ha ocurrido con otros alimentos, el consumidor tiende, cada vez que va a la tienda, a adquirir menos unidades, se decanta por la «marca blanca» o productos de menor coste, según ha explicado a Efeagro el secretario general de Anfaco, Juan Manuel Vieites.
«Indudablemente afecta a la industria, la gran distribución trata de reducir a toda costa el precio final de la cesta de la compra y eso supone una gran presión para sus proveedores», según otro informe de esta patronal.
Si dentro de la orientación general del consumo la abundancia de hogares unipersonales es influyente, las latas son un producto clásico de las neveras y de las cocinas de las personas que viven solas.
Gran parte del éxito veraniego se debe a su fácil utilización para preparar tapas, menús informales o platos sencillos como la tortilla, la pasta y ensaladas, al igual que como recurso para organizar comidas en la playa o en el campo.
Sin embargo, las industrias y algunos chefs están luchando contra la calificación de estos productos de alimentos simples.
Ejemplos de ello son iniciativas como la conferencia impartida por el cocinero Flavio Moranti («Galileo», Orense) a principios de año sobre la aplicación del pescado y marisco en conserva en la alta cocina o el concurso gastronómico de Interatún -organización interprofesional que agrupa a pescadores e industrias-.
La filosofía del certamen de Interatún, en el que compiten escuelas de hostelería de toda España, es demostrar que, al menos con una lata, los cocineros elaboran recetas exquisitas y sofisticadas y combinan ese alimento con ingredientes como chocolate, fresas con nata o el cóctel «Bloody Mary», a la vez que reinventan fórmulas clásicas como el bocadillo o la tortilla.
Mercedes Salas.
Foto: Jlastras