Recuerdo haber descubierto el té helado de limón siendo adolescente, viendo Los puentes de Madison. Tengo grabada la imagen de Meryl Streep y de Clint Eastwood con el rostro empapado en sudor, sobrellevando el calor del verano en aquella casa en mitad del campo.
Luego he ido teniendo conocimiento de las propiedades digestivas del limón, de su efecto hidratante, de sus propiedades purificantes y desintoxicadoras de la sangre, de su capacidad para calmar las irritaciones de garganta, etc. Pero en mi mente, el té helado de limón ya reinaba entonces como bebida asociada al verano y al calor sofocante.
Así que espero que después de haberos recomendado en uno de los artículos de esta semana beber mucho gazpacho, salmorejo y sopas frías de tomate, aún os queden jarras en casa para almacenar té helado de limón para toda la semana.
Cuando lleguéis a casa después de haberos cocido los pies en la calle, o cuando recibáis una visita en horas de especial calor, agradeceréis haberle dedicado a la elaboración del té helado de limón los escasos 20 minutos que os puede llevar. Vamos a por él.
Ingredientes del té helado de limón:
– Dos limones.
– 2 bolsitas de té
– 900 ml. de agua mineral.
– Azúcar moreno.
– Hojas de menta.
Elaboración de té helado de limón (1 litro):
1. Lavar bien los dos limones. Cortarlos en dos mitades, y exprimirlos. Trocear la cáscara en pedacitos pequeños.
2. Poner a hervir el agua. Cuando se inicie la ebullición, poner a cocer las bolsitas de té y echar al cazo el zumo del limón y los trozos de cáscara. Dejar hervir durante unos 5 minutos.
3. Colar el té y echarlo en una jarra. Añadir azúcar moreno a gusto (con unas 5 cucharadas debería bastar), remover y meter la jarra en el frigorífico.
4. Al servir el té de limón, hay que procurar que esté siempre helado. Una vez en el vaso, añadir una hoja de menta.
Foto: cvanstane
Me encanta el té helado, aunque yo no le pongo menta ni azúcar, solo té y limón 🙂
Últimamente he estado leyendo sobre el té hecho en frío, dejándolo infusionar durante 12-14 horas y quiero probarlo. Al parecer es más delicado y «fresco» lo cual tiene sentido al no someter las hojas a los rigores del calor, no? Además ahorramos energía 🙂