Sí, habéis leído bien. En Argentina, aparte de realizarse algunos de los mejores asados de carne del mundo, se elaboran dulces absolutamente comestibles a partir de una madera especial extraída de un árbol conocido por el nombre de yacaratiá. Cuando he leído la noticia, enseguida se me ha venido a la mente el paloduz (o palos dulces, o palodús, o palacazús), esos tronquitos de madera con sabor a regaliz que se chupan, pero que no se llegan a comer. He creído, por tanto, que sería el clásico titular con gancho, pensado para impactar a primera vista y con truco tras la lectura. Pero no, resulta que la madera comestible existe, y yo no lo he sabido hasta hoy.
La historia del yacaratiá es digna de ser contada. Al parecer, se trata de un árbol de cuya pulpa ya se nutrían los indígenas americanos desde hacía siglos, pero fue un ingeniero llamado Roberto Pascutti quien, no hace demasiado, dedicó sus esfuerzos a popularizar las propiedades de esta madera. Lo que llamó la atención de Roberto del yacaratiá es que era el único árbol de la selva subtropical paranaense que no se usaba para la fabricación de papel. Por eso decidió estudiar las propiedades de la madera de este árbol y llegó a la conclusión de que se trataba de un sabroso y nutritivo bocado que bien merecía una patente.
Roberto Pascutti murió en 2007, pero dejó a sus sucesores una dulce herencia: la producción de dulces a partir de la madera de yacaratiá. Hace poco, en una entrevista a EFE, Vanina Pascutti, hija del ingeniero, explicó que es el hecho de tratarse de un árbol de descarte lo que justifica su aprovechamiento como producto gastronómico, lo cual refuerza su valor ecológico y sostenible. Además, desveló el secreto del tratamiento que permite que la madera pueda ser comida, consistente en una selección rigurosa, en un proceso de mejora de la textura y del sabor a través de la incorporación de gelatinas, colorantes y potenciadores del sabor naturales.
El resultado son confituras, galletas o bombones hechos de madera (¿o tendría que decir tallados?). Y claro, mi imaginación echa a andar y pienso en muebles hechos con madera de yacaratiá como complemento de la casita de chocolate. Mi hábitat ideal.
Foto: Web Yacaratiadelicatessen.com
Los pobres del concurso de tv «Supervivientes» deberían haber sabido esto, lo mismo no hubieran pasado tanta hambre, jejejjee.
Bromas aparte, me parece curiosísima la noticia, hay que intentar conseguir cualquier producto para probarlo, me he quedado con la intriga. Besitos.
Tengo un amigo que se llama Pinocho que opina que esto es canibalismo, peor yo tengo una intriga enorme por probar un bocado de madera.
Muy buen resumen de la historia .Gracias
Gracias a ti por tu comentario. Es un producto que nos ha interesado desde que hemos tenido conocimiento de él. Nosotros y muchos de nuestros lectores se preguntan dónde pueden conseguir los dulces de madera.
Yo soy un chico de 17 años y les voy acontar que es lo más raro y rico que comí en toda mi vida y al principio no lo creía pensé que me estaban haciendo una broma y no era verdad he aquí que los comí y son deliciosos.
Muchas gracias Matías. Yo aún no he podido probarlos, pero me muero por hacerlo. Un saludo 😉
Acaban de regalarme un frasco de esta madera en almibar! no lo puedo creer!! nunca probe algo tan original.
Considérate una afortunada, Silvana. Y si te gusta lo original, lo próximo que tienes que probar es el polen fresco del que hablo en mi último artículo: https://www.cocina.es/2012/08/16/polen-fresco-el-caviar-de-las-flores/ Un saludo.
Eso de que el palo sabe a regaliz es un poco absurdo, ¿cómo no va a tener sabor a regaliz si es regaliz?. Es como asombrarse porque un plátano sepa a plátano. El palo sabe a regaliz porque es regaliz, no porque contenga un sabor parecido al regaliz, no hay tal regaliz sino el palo mismo. No ha de buscar su esencia o su familiaridad en el sabor en otra planta ajena a sí misma, ella ya es todo el regaliz que cabe pensarse en el mundo.
Cierto, Rionegro. El paloduz o palacazú es el regaliz mismo. Asumo la «rebuznancia». Gracias por tu comentario 😉
Hola, perdon por engancharme en una conversacion antigua. Soy de Argentina, mas especificamente de Iguazu, Misiones, Argentina; aqui se comercializa con la presentacion que se ve en la nota en todos nuestros locales «regionales» de la ciudad. Lastimosamente el tema de exportar por mas que sea un frasco o dos siempre es todo un problema en nuestro pais por lo que lo unico que les puedo ofrecer es que si alguna vez tienen la oportunidad de venir a conocer nuestra maravilla natural de las Cataratas se lleven tambien algunos frascos de las confituras de madera.
Saludos
Ese viaje queda apuntado en mi lista de deseos, Teo. Muchas gracias por el mensaje. Un fuerte abrazo.
Buen día!, donde consigo este dulce de madera en Buenos Aires, Capital?.