Si comemos los platos que más nos gustan, está claro que de un modo u otro estaremos más contentos. ¿A quién no le agrada comer su plato favorito en un día en el que las cosas en el trabajo han sido tremendamente grises, o tomar un poco de chocolate cuando las penas son muy grandes y se necesita endulzar nuestra vida? Hasta aquí estamos todos de acuerdo, pero hay algo que quizás no sabemos: existe una serie de alimentos que nos hace más feliz que otros. Sí, como lo oís, nuestro estado de ánimo variará ligeramente si comemos con mucha frecuencia unos alimentos u otros. Esto no es una receta mágica para curar depresiones, tristezas o desamores; simplemente unas pequeñas pautas y curiosidades sobre cómo algo tan simple puede cambiar nuestra visión del mundo.
Empecemos por algo clásico: el chocolate. Tomar cacao cuando estamos tristes, ayuda a que nos sintamos mejor. Pero ojo, esto no vale como excusa para asaltar la despensa y acabar con todas las tabletas de chocolate en una tarde. Los expertos recomiendan tomar una onza o dos (que sin son tres o cuatro tampoco pasará nada, lo que le gusta a los especialistas quitarnos las cosas buenas). Así que sí, cuando en las películas sale alguien triste comiéndose una tarrina gigante de helado de chocolate no lo está haciendo del todo mal (aunque con moderación será siempre mucho mejor).
Un alimento muy curioso que también tiene un efecto muy positivo, es algo tan simple como el pan integral. Además, si está acompañado de pequeñas cantidades de alimentos ricos en grasa o proteínas, producirá una sensación de bienestar en nuestra mente (repetimos, a medio-largo plazo, no esperemos pasar de ver nuestro presente o futuro gris, a un mundo maravilloso repleto de arcoiris y unicornios sonrientes), sin abusar, eso sí.
Las espinacas y legumbres ayudan a que nos encontremos un poco mejor. De hecho, se estima que el 30% de las personas que padecen depresión, tienen un claro déficit de estos alimentos. No hay que dejar a un lado algo tan simple como el agua, cuya falta provoca cansancio e incluso agotamiento; máxime si hacemos deporte de forma habitual.
A modo de colofón, los expertos indican que si bien el hecho de tomar «dulces» que nos hacen sentir mejor en muchas ocasiones, puede tener un efecto rebote en caso de que sean comidos en grandes cantidades. ¿Por qué? Para explicarlo qué mejor que un ejemplo: cuando se está triste y se toma alcohol, durante un tiempo puede ser que las tristezas y problemas lo sean menos, y parezca que hay alegría por todas partes, pero con la resaca y falta de alcohol los problemas vuelven (además de un maravilloso dolor de cabeza en caso de haber empinado el codo más de lo debido). Algo parecido pasa con el azúcar, si nos pegamos un «chute» muy grande, posteriormente su falta en el organismo nos dará una gran sensación de tristeza y cansancio.
Por cierto, si queréis estar felices, pero en algo más íntimo, la canela, ostras, marisco, frutos secos, chocolate, frambuesas y fresa (con o sin nata, allá los gustos y perversiones de cada cual), también os darán un plus de alegría. ¡Sed más felices comiendo!
Foto: VanDerMouche
Lo del pan integral y las legumbres no tenía ni idea!! que curioso… el resto, más o menos lo había escuchado. Por cierto, genial el apunte final, estáis en todo! 😉 jejeje
Pan integral con queso!
¡Chocolate!