Tener un blog gastronómico es algo que está de moda, oigan. Tanta cuota de audiencia parecen estar despertando en Internet los blogs dedicados a la cocina que, al parecer -y yo sin enterarme-, hace pocos días la mismísima familia Simpson se convirtió durante un capítulo a esta religión. Concretamente, fue el capítulo 5 de la temporada 23, que contaba con el título The Food Wife (traducido al español, La esposa de la comida) el elegido para convertir a Marge, Bart y Lisa Simpson, en enfervorizados amantes de la gastronomía y apasionados blogueros.
El argumento de este capítulo de Los Simpson, en su habitual tono paródico, convierte a Marge -la madre de familia- en estereotipo perfecto del concepto de bloguero gastronómico, en contraposición con el que representa su marido Homer: un personaje divertido, caótico y glotón. No en vano, según he podido saber, en Estados Unidos, el 85% de los blogs de comida están administrados por mujeres, de las cuales un 69% cargan a sus espaldas con entre 29 y 39 primaveras, casi un 70% tienen hijos, y un 80% cuentan con una titulación superior. Muy Marge, ¿no creéis?
El nombre elegido por los guionistas para el blog de la familia Simpson, “Los Tres Bocateros”, lo dice todo acerca de la intención del capítulo por poner de relieve la pujanza del fenómeno gastroblogger en su manifestación más exagerada y tópica. No hay más que escuchar la letra de la canción que suena de fondo al hilo de la narración en este capítulo de las dichas y desdichas de Marge Simpson y sus dos pupilos mayores como bloguera. Se dicen cosas como:
«tenemos un blog de comida; Marg, Bart y Lisa ahora son uno; nos estamos divirtiendo; jugando al juego de los sibaritas; nos conocemos los nombres de todos los chefs; vamos a Korea Town, Bibimbap y Bulgogi; dame terrinas caseras; mi pato está siempre confitado; cocino con un millón de veces más de potencia de la que necesito; cocinamos el pavo de acción de gracias en una bolsa de vapor al vacío; un fumador de Brindisi de manda salami por correo; no como helado si no tiene umami; todo pub es gastro; toda mi carne es carpaccio; hablaré de albóndigas chorreando salsa; colgamos fotos con nuestra díver mamá…».
Este guiño de Los Simpson al mundillo blogger en una de sus manifestaciones con más fieles, la gastronómica, es una perfecta caricatura cargada de buen humor, como de costumbre, en la que se enfatiza especialmente el lado friki de la tendencia. No obstante, no deja de ser un reflejo de una realidad latente en Internet, de la que yo, como bloguero especializado en gastronomía, me siento muy orgulloso, y es que a la gente parece atraerle cada vez más todo lo que tiene que ver con la comida en general, y con la cocina en concreto. Y digo gente, en general, y no sólo mujeres casadas, de mediana edad, y con tres churumbeles a su cuidado, aunque sean éstas las que lleven la voz cantante.