Las semillas de Chía están de moda, y han venido a sumarse a la amplia lista de súper comidas de la que ya forman parte la lecitina de soja, el té verde, las bayas de Goji, los lácteos funcionales, o cualquiera de los alimentos que, por una razón o por otra, han alcanzado la fama en los últimos años como si se tratara de superhérores venidos al mundo con la misión de desterrar la mala alimentación, y provocar un cambio dietético entre los mortales.
Extraídas de la planta herbácea de la Chía (o Salvia Hispanica) cultivada en países tropicales o subtropicales de América Latina como México y Guatemala, las semillas de Chía eran, junto con las hojas de coca, el modelo de masticable antecesor del chicle más apreciado por los pueblos americanos prehispánicos como los mayas o los aztecas. A éstos, que ya conocían los secretos de las estrellas que a los europeos nos fueron revelados tras la aparición de los primeros telescopios más o menos sofisticados, no se les escapaban las muchas y muy interesantes propiedades de las semillas de Chía, fieles compañeras en la guerra, dadoras de energía en las largas travesías, y merecedoras, por tanto, de la condición de ofrenda para los amados y temidos dioses.
PROPIEDADES NUTRICIONALES DE LAS SEMILLAS DE CHÍA:
Estudios recientes han demostrado que en la región de Chía, un área montañosa que une México con Guatemala, la alimentación de la población de hace 500 años era más completa que la de la actual, un hecho en el que el protagonismo perdido de las semillas de Chía parece desempeñar un papel crucial. Pero ¿cuáles son los beneficios de estas semillas?
· Son muy ricas en ácidos grasos Omega 3, lo cual, unido a su alto contenido en Vitamina B, ayuda a bajar el nivel de triglicéridos, a controlar el nivel de colesterol, y a prevenir la arteriosclerosis y otras enfermedades coronarias.
· Son una fuente de minerales como el calcio, el fósforo y el potasio. También aporta hierro, magnesio, zinc y cobre.
· Los importantes aportes de proteínas convierten a las semillas de Chía en un fenomenal sustituto de la carne en las dietas vegetarianas y veganas.
· Al ser ricas en fibra, favorecen el tránsito intestinal y funcionan como inhibidoras del deseo de comer.
· Tienen efectos antioxidantes, ayudando a prevenir el envejecimiento celular.
Las semillas de Chía están alcanzando tal popularidad en los últimos meses, que ahora se pueden encontrar en todo tipo de formato: desde las clásicas bolsitas de las herboristerías y tiendas especializadas, hasta animales de barro o bustos de Obama con brotes de Chía en la cabeza.
Al igual que el sésamo y otras semillas usadas habitualmente en nuestra dieta, las de Chía se pueden comer bien directamente en ensaladas, en yogures, en cremas, en dulces, en panes, etc.; o bien disueltas en un vaso de agua (unas 4 cucharadas aproximadamente), lo cual da lugar a un fluido casi gelatinoso. También se toman en bebidas, tostadas, molidas, etc.
Las semillas de Chía no son especialmente sabrosas, lo cual es bueno o malo, según se mire. Tampoco tienen olor, pero unos 25 gramos al día de estos pequeños granos grisáceos pueden ser un complemento alimenticio excepcional, que los convierten en la nueva vieja súper comida de moda. Un ejemplo de que, en lo que a la alimentación se refiere, lo más nutritivo se sirve a veces en los frascos más pequeños.
No conocía estas semillas, suena muy bien. Todo lo que sean alimetos naturales y complementarios me parece estupendo.
Gracias por compartir la información.