Los alimentos quemagrasas están en boca de todos, y nunca mejor dicho. En las de unos, por puro placer, desde la más absoluta inconsciencia, y en las de otros, como parte de un plan o dieta estratégica cuyo fin es, como tantas otras, ayudar a perder peso a quienes la practican. Que los alimentos quemagrasas estén de moda no es de extrañar, ya que al éxito generalizado de las dietas en su conjunto en la actualidad, se une en este caso la condición de «comida chollo» que le ha sido atribuida con mayor o menor criterio a éstos.
La teoría de la dieta quemagrasas, o dieta para adelgazar comiendo, o dieta del efecto calórico negativo (negative calorie effect); se basa en la idea de que algunos alimentos requieren para su digestión una mayor cantidad de calorías de las que aportan. Es como si para ir a echar gasolina a nuestro coche y volver a nuestra casa, necesitásemos más combustible del que fuéramos a repostar.
Los alimentos quemagrasas son especialmente bajos en calorías, y se reducen prácticamente a frutas y verduras. Por su popularidad, los 20 que más os pueden interesar son los siguientes:
1. Camilina
2. Lechuga
3. Espinacas
4. Pepino
5. Zanahorias
6. Ajo
7. Cebolla
8. Calabacín
9. Espárragos
10. Calabaza
11. Brócoli
12. Naranjas
13. Pomelos
14. Limones
15. Manzanas
16. Mandarinas
17. Papaya
18. Mango
19. Piña
20. Fresas
Como podéis ver, todos estos alimentos, a priori, serían recomendables en cualquier dieta de adelgazamiento, más que por su hipotética condición de quemagrasas, por su bajo contenido en grasas, por su limitado aporte calórico, por sus ricos aportes de fibras, etc. No obstante, independientemente del supuesto efecto calórico negativo de estas u otras comidas, las dietas tendrán siempre que diseñarlas especialistas en nutrición, teniendo en cuenta que un consumo de calorías sólo podrá ser considerado como óptimo o deficiente (por exceso o por carencia), en función de la actividad física y mental de cada uno.
Así que terminamos como siempre que hablamos de una dieta, aconsejando hacer ejercicio y comer de forma equilibrada, evitando en la medida de lo posible las grasas (fundamentalmente las grasa saturadas), y adecuando siempre la la cantidad a la necesidad.
Interesante articulo. Gracias por la información