Si nunca has escuchado la palabra fitoquímico, es posible que si te dicen que un alimento que te vas a llevar a la boca tiene un alto índice de fitoquímicos, te lo pienses dos veces, e incluso acabes curándote en salud. Peor te equivocarías, ya que precisamente una de las mejores formas de abogar por la salud de uno es incluir en la dieta frutas, frutos secos, verduras, legumbres, etc. Y los fitoquímicos se encuentran presentes en este tipo de alimentos.
El término fitoquímico está formado por la voz griega «fito», que significa «planta», y químico. Los fitoquímicos, por tanto, son sustancias químicas de los vegetales (generadas por la propia planta), que según estudios recientes, están relacionados con la prevención de enfermedades coronarias (hipertensión, hipercolesterolemia, formación de coágulos, etc.), cáncer, envejecimiento prematuro, etc. Los fitoquímicos, como ya hemos dicho, sólo se pueden ingerir a través de alimentos de origen vegetal. En las propias plantas cumplen la función de escudos protectores contra los ataques externos, e incluidos en la dieta, aunque no son nutrientes esenciales imprescindibles para la supervivencia, los fitoquímicos pueden aportar multitud de efectos beneficiosos a largo plazo.
Los fitoquímicos se clasifican en varios grupos: carotenos, flavonoides, limonoides, tioles, lignanos, etc. En muchos casos, son los pigmentos responsables del color de muchas frutas y verduras, y ofrecen, en su mayoría, protección antioxidante para nuestras células, al actuar como neutralizadores de los radicales libres.
Los alimentos en los que se encuentran los fitoquímicos, son los siguientes:
· Frutas, frutos y frutos secos: naranjas, limones, pomelos, manzanas, granadas, uvas, arándanos rojos y azules, caquis, albaricoques, ciruelas, nueces, cacao, etc.
· Verduras: brócoli, repollo, col, coliflor, puerro, cebolla, calabazas, calabacines, zanahorias, pimientos rojos, espinacas, etc.
· Especias: mostaza, albahaca, perejil, orégano, salvia, cúrcuma, tomillo, jengibre, ajo, etc.
· Cereales y semillas: soja, arroz integral, trigo, cebada, avena, semillas de lino, etc.
· Bebidas: té, café, vino, zumos de frutas, etc.
Como veis, diseñarse una dieta rica en fitoquímicos no es nada complicado, y al fin y al cabo, no hay que salirse demasiado de la línea de los consejos nutricionales que venimos escuchando desde que somos pequeños: ¡come frutas y verduras!
Fotos: Karimian / Lori Greig