Elena Arzak acaba de ser elegida mejor chef mujer del mundo por la prestigiosa revista gastronómica «Restaurant», un galardón materializado en el premio Veuve Clicquot -inspirado en la figura de una mujer que hace casi dos siglos revolucionó el mercado del champán, convirtiéndose en un icono-, otorgado a petición de un jurado compuesto por más de 800 críticos gastronómicos. Según se hace constar en el fallo, Elena Arzak ha cautivado al jurado del galardón, entre otras cosas, por el perfecto casamiento que tiene lugar en su cocina de la tradición familiar y la búsqueda de nuevos horizontes.
Las comparaciones son odiosas, y si lo son por cuestiones de género, más aún, pero es inevitable establecer una relación entre Elena Arzak y Ferran Adrià, al representar ambos la corriente hispánica revolucionaria en el ámbito de la gastronomía, basada en la investigación y en la experimentación constantes, y prácticamente sin límites, que vienen a definir el concepto mismo de cocina de vanguardia. No en vano, la recientemente nombrada como mejor chef mujer del mundo, Elena Arzak, ha bebido de las fuentes de el Bulli tras su paso por los laboratorios del sabor del tantas veces nombrado mejor cocinero del mundo, Ferran Adrià. Una experiencia, suponemos, tan inspiradora, como lo fue su trabajo en los reconocidos restaurantes Maison Troisgros (Francia), Le Gavroche (Inglaterra), etc.
Como corresponde a quienes son capaces de tocar las estrellas con la punta de los dedos, en el ámbito de la gastronomía y en el de cualquier otra ciencia, Elena Arzak ha dado muestra de su gran humildad tras recibir la distinción como mejor chef mujer del mundo, haciendo extensible el reconocimiento «a la cocina en general», al considerarse aprendiz de «un colectivo de cocineros que reciben muchos premios». Asimismo, Elena Arzak ha dejado claro el estilo de trabajo del Arzak, el restaurante donostiarra en el que ella y su padre, Juan Mari Arzak, trabajan codo con codo con el ánimo de definir «una cocina de autor» inspirada en las raíces de la gastronomía vasca, y revisada por el espíritu investigador, inconformista, curioso y revolucionario de ambos.
Su apellido es su carta de presentación. Pero a este punto de partida se añade algo que es su incumbencia, una enorme inquietud. Una curiosidad despierta heredada de su progenitor y maestro. (Frase extraída de la página web del restaurante Arzak).
Foto: JLastras