Hemos hablado muchas veces de la importancia de comer bien para lograr el máximo rendimiento deportivo. Pero nosotros, como casi todos, nos referimos normalmente a personas adultas que hacen deporte de forma regular, ya sea por hobbie o porque sea su profesión. Pero hay algo de lo que nunca habíamos hablado: la importancia de fomentar el deporte y una comida sana en los más pequeños. Y es que si bien los niños ven proyectados en los mayores algunos de sus sueños e ilusiones (ya sea en grandes deportistas, o en otras profesiones con las que que casi todos hemos soñado: astronautas, médicos, policías…), hay que guiarles por el sendero adecuado para que se puedan hacer realidad.
Es por ese motivo por el que hay que tratar, en primer lugar, que tengan una dieta adecuada a su edad y su actividad física. Para los padres, nos es mucho más cómodo y sencillo dar a los niños dinero para que se compren un dulce para el recreo, en lugar de facilitarles algún bocadillo. El consumo de bollería industrial de forma excesiva y continuada, desemboca muchas veces en sobrepeso, ya que la vida sendentaria en la que se ven envueltos los niños (y más ahora, que a las horas de clase en ocasiones se les deben sumar muchas horas delante de la consola o el ordenador), no se queman las grasas acumuladas. Una fruta de vez en cuando, y cómo no, algún dulce de recompensa, deben complementar a los tradicionales bocatas de queso, paté, chorizo… que comíamos en el colegio. También es bueno, en la medida de lo posible, no satisfacer siempre los deseos de hamburguesa, pizza o alimentos precongelados no tan sanos, que si bien son muy deseados por ellos, en abundancia pueden ser no tan buenos.
Pero incluso si se comieran en exceso estos alimentos no tan sanos, el deporte podría solucionarlo. Y es que correr o jugar fuera de casa, en una actividad deportiva, permite no solo ya lo anterior, sino también un crecimiento y desarrollo más saludable de músculos y huesos. Y más aún, las competiciones en grupo fomentan un espíritu de equipo muy deseable, forjando nuevas amistades y acostumbrando a los más pequeños a relacionarse con el resto, perdiendo en muchas ocasiones la vergüenza a hablar con los demás, y abriendo su mente a otros pensamientos.
Es por ello que siempre que nos sea posible, y evidentemente al niño le guste (que a nosotros nos apasione el fútbol, no quiere decir que nuestro hijo obligatoriamente deba seguir nuestros pasos), debemos fomentar que haga algo de deporte, y por supuesto, que cuide su dieta, evitando grandes excesos sin ser demasiado restrictivos. En lo fondo, se trata de pasarlo bien y disfrutar de cada momento mientras se crece.
Imagen: Helthy Alberta