Cefa CHEF, el mejor regalo para niños cocinillas

Volver a ser un niño. Volver a deleitarme viendo cocinar a mi madre. Jugar a ser como ella y hornear mis primeras galletas decoradas. Eso es lo que quiero, pero más aún deseo que todos los niños de hoy sean los cocinillas del mañana nostálgicos de su dulce infancia, que todos disfruten de juguetes que sean juguetes creados para ser jugados, y que se les iluminen los carrillos de ilusión cocinando con sus padres.

Hoy me han pedido que os hable de Cefa CHEF, un juguete para niños mayores de 5 años diseñado para crear recetas fáciles y divertidas (monedas de chocolate, galletas decoradas, zumos de frutas, helados, etc.), capaz de despertar en los niños la curiosidad por el fascinante mundo de la cocina.

Pero no voy a hablaros del juguete, porque Samanta Vallejo-Nágera -miembro del jurado de Master CHEF- ya lo hace excelentemente bien en el vídeo que os he dejado más abajo.

Me conformaría con que sólo uno de vosotros descubrierais a tiempo el valor de la cocina como instrumento para interactuar con los hijos, y antes de que la adolescencia os arrebatara a vuestros dulces niños, instalaseis en sus memorias el buen hacer, el aprendizaje, la magia y el afecto que sólo unos padres pueden transmitir en una ristra de tardes cocinando juntos.

Del juego a la realidad no hay más que un pequeño soplido de polvos mágicos que en realidad son de harina y levadura, o tal vez jugar y cocinar por deber no sean más que dos formas de llamar a una misma cosa percibidas desde ojos de diferente tamaño: ojos pequeños pero muy abiertos de soñadores natos, y ojos grandes pero entrecerrados de soñadores más o menos despiertos como consecuencia de los ruidos de ahí afuera.

No sé, de hecho, si cocinar entre padres e hijos es más una aventura del saber y del afecto para los niños, que un billete de ida y vuelta para los padres al planeta infancia de la ilusión en el que todos hemos estado alguna vez. No sé si habría que hablar de cocinar con niños, o de cocinar con padres; no tengo claro cuál de las dos partes sale más beneficiada. Tengo muchas dudas, pero creo hasta las trancas que cocinar entre altos y bajitos es un flujo imborrable de emociones y saberes que van y vienen en uno y otro sentido, por el que bien merece la pena un juguete.