Si la morcilla de arroz es un delicatessen por sí misma, imagina lo que tiene que ser hincarle el diente a estas croquetas de morcilla con bacon crujientes. O mejor: no imagines, ponte hacerlas y en unos minutos tendrás una de estas bolitas dentro de tu boca, acariciando tus papilas gustativas.
Hay virtudes de estas croquetas que se pueden intuir a simple vista. La primera, la originalidad de usar un ingrediente, la morcilla de arroz, que además tiene un gran atractivo por sí mismo. La segunda, el adjetivo «crujiente» asociado a unas croquetas, algo que conseguí envolviendo las bolitas de morcilla con fajitas de bacon y con un doble empanado que siempre funciona. Pero con delicias de este calibre sobran las descripciones. ¡Hay que probarlas! ¿Nos vamos de tapas?
Croquetas de morcilla de arroz crujientes
Me pierdo en alabanzas: sabrosas, crujientes, originales, fáciles… ¡Me las quitan de las manos, oigan!
Ingredientes:
- 250 gr. de morcilla de arroz
- 150 gr. de carne picada de cerdo
- 40 gr. de miga de pan
- 1 chorrito de leche
- 1 diente de ajo
- 1 ramita de perejil fresco
- 1-2 huevos
- Pan rallado (si es necesario)
- Lonchas finas de bacon
- Aceite de oliva
- Sal
Para el rebozado: - Pan rallado
- Huevo batido
Elaboración:
- Como si fuéramos a hacer unas albóndigas, mezclamos en un bol la carne picada con un majado de ajo y perejil. Agregamos un poco de sal, el huevo entero (ojo, sin la cáscara) y la miga de pan remojada en leche (remojada y bien escurrida). Si la mezcla queda muy líquida y poco manejable, puedes añadir un poco de pan rallado.
- Cuando la carne esté bien mezclada, se añade la morcilla de arroz sin piel, y volvemos a mezclar.
- Removemos y presionamos con un tenedor grande hasta que la morcilla y la mezcla de la carne se mezclen de forma somera, no es necesario que la morcilla se descomponga por completo pues queda bien encontrar trozos grandecillos de morcilla dentro de la carne.
- Llenamos una cuchara con la mezcla y con las manos, terminamos de dar forma a las croquetas de morcilla. Procurad que no os queden muy gruesas, pues sólo las vamos a freír y no queremos que queden crudas por dentro. Repetimos el proceso hasta terminar con la masa.
- Batimos los huevos en un plato hondo, y en otro plato echamos el pan rallado. Rebozamos cada croqueta en huevo batido, pan rallado, huevo y pan rallado, en este orden. Esto es a lo que me refería con lo del «doble empanado».
- Freímos las croquetas por tandas en aceite de oliva caliente y las dejamos reposar en papel absorbente. Cuando estén frías, las envolvemos con una fajita de bacon, las pinchamos con un palillo, y las volvemos a meter en el aceite bien caliente durante unos segundos, hasta que el bacon esté crujiente (cuidado, que el bacon salta muchísimo).
Preparación: 20 minutos
Cocinado: 15 minutos
Comensales: 6
Veredicto:
Al no llevar bechamel, supongo que muchos consideraréis una licencia haber bautizado mis rollitos de morcilla crujientes como croquetas, y lo cierto es que el corazón de éstas es más de albóndiga que de croqueta, pero el acabado no me negaréis que las convierte en dignísimas integrantes de la familia de las croquetas.
Para servirlas, además, poco cuesta darle algo de gracia al plato con una reducción de vino tinto como la de la foto, un vinagre balsámico, o una salsa que consideréis acorde. Una cerveza o un vino tinto serán excelentes compañeros de esta deliciosa ración. ¡Espero que las croquetas de morcilla os queden tan buenas como a mí, y que disfrutéis de las tapas!