Para alguien como yo, que desconfío por naturaleza de todo lo precocinado, gozar como un niño comiendo una paella ultracongelada, es todo un descubrimiento de primer nivel que tenía la obligación moral de compartir con todos vosotros. Hoy vengo a hablaros de las paellas Gastraval.
Por falta de tiempo, por comodidad, y porque es una forma excepcional de conservar los alimentos, mi congelador suele estar poblado habitualmente de productos congelados como pescados y mariscos, y otros platos precocinados por mí mismo como lentejas, croquetas, lasañas, caldos, salsas, etc.; pero quiero confesar y confieso que hasta hace un par de semanas hubiera rechazado de plano cualquier preparado de paella que apareciera ante mis ojos en las máquinas de refrigeración de mi supermercado habitual, y más aún en la carta de un bar o restaurante.
Paellas precocinadas… ¿Es posible?
Es la primera pregunta que se me vino a la mente, ya que nunca he congelado un plato que lleve arroz, y siendo la paella el plato típico más representativo de nuestra gastronomía, sacrificar las cualidades de su ingrediente principal me sonaba a sacrilegio, pero me equivocaba.
En Gastraval saben de paellas. Será que son valencianos de pura cepa, será que esta gente se toma muy en serio el tema de congelar paellas invirtiendo grandes esfuerzos en I+D+I, será que la sombra del maestro arrocero Juan Carlos Galbis se deja notar en cada paella elaborada por esta santa casa, será que los conceptos de autenticidad y tradición por una vez no son empleados como estrategia publicitaria, o será que están avalados por varios certificados de calidad.
Las técnicas de precocinado de Gastraval admiten dos variables:
1. Paellas congeladas. Se trata de paellas semi-cocinadas, ahorrándose el consumidor la necesidad de comprar y preparar cada uno de los ingredientes por separado, y limitándose su esfuerzo de preparar paella para toda la familia a abrir el paquete, verter su contenido en una paellera, añadir agua y esperar 10 minutos hasta que el plato esté listo.
2. Paellas refrigeradas. En este caso, las paellas habrán sido cocinadas casi por completo, y sólo será necesario calentarlas en un microondas durante 3 minutos para poder disfrutarlas.
El catálogo de paellas de Gastraval abarca desde la tradicional paella de mariscos y la mundialmente conocida paella valenciana, hasta otras elaboraciones típicamente valencianas como la paella de verduras, el arroz a banda, el arroz negro, o el arroz al horno. Todos los he probado, y todos me han dejado bastante impresionado. También tienen fideuá precocinado, aunque éste aún no he tenido la ocasión de catarlo, pero rechazan de plano y con buen criterio las paellas mixtas.
Mi cata de las paellas Gastraval.
Antes de saber todo lo que ahora sé acerca de la empresa Gastraval, de su buen hacer, de la ausencia de conservantes en sus productos, y de su escrupuloso respeto por la materia prima, un buen día me lancé a la cata de sus paellas, como digo, con el mismo entusiasmo que un mejillón viendo el discurso sobre el estado de la nación; y lo hice acompañado de buenos amigos.
Mi primera inquietud, la textura del arroz, superó con creces el examen de la mayoría de arroces que he probado en restaurantes y bares; mi mayor curiosidad, el sabor de los cuatro arroces que probé (la paella valenciana, la paella marinera, el arroz a banda y el arroz negro), se bastó casi por sí solo para ganarme como fan de estas paellas precocinadas. Y la opinión de quienes comieron conmigo, vino a refrendar lo que segundos antes había pasado por mi cabeza: ¡chapó!
Que el resultado fue bueno, es evidente, ya que si no, no me hubiera molestado en contároslo. Que además fue muy bueno, está claro, ya que de lo contrario, no se me hubiera ocurrido gastar elogios en la versión refrigerada de un plato con cierto halo de divinidad. Que os las recomiendo si sois de los que no discrimináis la calidad por falta de tiempo para cocinar, es mi última palabra. Amen.
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