Nacidos los primeros buenos tomates de la tierra y llegados los primeros calores del año, mi cuerpo pide virar las cremas y sopas invernales por gazpachos sabrosos, refrescantes, energéticos y vitaminados. Por eso, después de haber compartido con vosotros hace tiempo la receta del gazpacho de cerezas, hoy os dejaré mi interpretación de la del gazpacho andaluz tal y como le he visto hacerlo a mi madre durante años.
Soy consciente del riesgo que supone para mi integridad física y psíquica hablar de gazpacho andaluz auténtico, ya que esta bebida universal ha sufrido una gran evolución desde sus orígenes en al-Andalus. Es más, me he documentado y he podido saber que, en sus inicios, el gazpacho andalusí ni si quiera llevaba tomate entre sus ingredientes. Con todo, he llegado a la conclusión de que la receta que sigue, siendo una interpretación con toques personales obvios, se atiene a lo que creo que la mayoría espera encontrarse cuando el sorbo viene precedido de la denominación «gazpacho andaluz».
Gazpacho andaluz
La sopa fría de pastores y campesinos que ha acabado convirtiéndose en emblema de la gastronomía nacional.
Ingredientes:
- 1 kg. de tomates de temporada maduros, a ser posible de cultivo ecológico
- 1/2 pimiento rojo
- 1 trocito de pimiento verde
- 1 trocito de cebolla
- 1/2 diente de ajo
- 80 ml. de aceite de oliva virgen extra
- 25 ml. de aceite de girasol
- 15 ml. de vinagre de vino o manzana
- 100 ml. de agua
- 1 puñado de orégano (opcional)
- Sal
Elaboración:
- Lavar los tomates y los pimientos, trocearlos en grueso y echarlos en un bol grande.
- Añadir también la cebolla, el ajo y el orégano, todo troceado.
- Triturar hasta tener una crema densa.
- Añadir la sal (mi consejo: 1 pellizco por ración), los aceites* y el vinagre.
- Volver a pasar la batidora.
- Añadir agua** hasta darle al gazpacho la densidad deseada***.
*Dada la diferencia de sabores entre unos aceites y otros, así como de unos tomates y otros, usando los mismos ingredientes nos pueden salir gazpachos bastante diferentes.
**La cantidad de agua depende del tipo de tomate que uséis, y de la densidad que queráis darle al gazpacho andaluz. Por eso, os recomiendo añadirla al final, y en dosis no demasiado grandes cada vez.
***Si queréis refinarlo, pasad el gazpacho por un colador. Si preferís aprovechar la fibra de la piel de las verduras, aseguraos de que está todo bien triturado.
Tiempo de preparación: 10 minutos
Raciones: 4
Veredicto:
Como os decía antes, el gazpacho andaluz auténtico, el original, no llevaba tomate, ya que los tomates ni siquiera eran conocidos en Europa cuando se empezaron a hacer los primeros gazpachos en al-Andalus. Por entonces, el principal ingrediente del gazpacho era el pan, que se humedecía con aceite de oliva, vinagre y agua, y se enriquecía con alguna verdura y sal.
Teniendo esto en cuenta, seguro que más de uno opina que echa de menos algo de pan entre los ingredientes de mi gazpacho, pero a no ser que se desee espesarlo y convertirlo en una crema más cercana a lo que yo entiendo por salmorejo, tanto el gazpacho andaluz como el extremeño son, en mi opinión, una especie de zumo de tomate con aceite de oliva y otras verduras, tan denso o tan ligero como para que resulte agradable beberlo en vaso, independientemente de cómo se sirva.
Y como entiendo que la cosa tiene su miga (nunca mejor dicho), la semana que viene publicaré un artículo sobre las «Diferencias entre el gazpacho andaluz, extremeño y manchego».
Y si os habéis quedado con ganas de más, aquí os dejo un enlace para que descarguéis gratis un libro de recetas de gazpachos y sopas frías.