Os presento las patatas en salsa verde de mi madre, uno de los primeros platos que a uno le gustaba encontrarse después de una dura jornada jugando en la calle siendo niño. Una comida vegana sin pretenderlo y sencilla donde las haya con vocación de socorrida, con una facha innegable de receta de la abuela y con grandes virtudes nutricionales y digestivas.
Como ya os conté con motivo de la publicación de la receta de los huevos en salsa, mi madre está firmemente decidida a arrojar criterio y sentido común al blog de cocina en el que escribe su hijo, y se ha comprometido a mandarnos recetas como la de las patatas en salsa verde de perejil con sus respectivas fotos e instrucciones para la elaboración. Y claro, yo estoy firmemente decidido a dejarme ayudar porque creo que al ayudarme a mí, en realidad, os está haciendo un favor a todos vosotros al compartir pequeños grandes tesoros de la cocina tradicional. La que alimenta.
Mi madre rubricó su receta de las patatas en salsa verde con esta entrañable despedida: «Es una receta que saca de muchos apuros por los ingredientes tan sencillos que no faltan en casa y que gusta a todos. Espero que te sirva esta receta para el blog. Besos». Os dejo con mi madre.
Patatas en salsa verde
Una receta barata y fácil de hacer 100% vegetariana. Un primer plato sabroso, nutritivo y muy balsámico para el estómago
Ingredientes para 2 personas:
- 3 patatas
- 3/4 de cebolla
- 2 dientes de ajo
- 1 ramillete generoso de perejil fresco
- Pimienta negra molida
- Aceite de oliva virgen extra
- Agua
- Sal
Elaboración:
- Pelamos las patatas y las cortamos en rodajas de 1 centímetro de grosor, aproximadamente.
- En una cazuela ancha y plana, cubrimos la superficie con un poquito de aceite de oliva, y cuando esté caliente, doramos los dientes de ajo pelados con cuidado de que no se quemen. Cuando hayan cogido color, los sacamos y los echamos en el mortero.
- En ese mismo aceite de oliva, bajando ligeramente la temperatura, rehogamos la cebolla muy picadita.
- Cuando la cebolla esté blandita (pasados unos 10 minutos y removiendo de vez en cuando) añadiremos también las patatas y las rehogaremos por ambas caras junto con la cebolla.
- Seguidamente, majamos los ajos en el mortero con la sal, un poquito de pimienta y un buen manojito de perejil fresco. Una vez machacado todo, añadimos un poco de agua templada y removemos.
- Añadimos el majado del mortero a la cazuela y echamos el agua templada suficiente como para cubrir las patatas.
- Las patatas en salsa verde terminarán de cocerse a fuego lento (con el clásico «chup, chup») una vez que arranque el hervor suave.
- Mantendremos las patatas al fuego hasta que estén blandas. Si nos quedamos sin caldo durante la cocción, añadiremos un poquito más de agua y removeremos un poco la cazuela para que se integren todos los ingredientes.
Tiempo de preparación: 10 minutos
Tiempo de cocción: 40 minutos
Veredicto:
Como diría Mikel Iturriaga (El Comidista), las patatas en salsa verde son todo un alegato de comida viejuna; una de esas glorias de la gastronomía popular en las que la ausencia de glamour es directamente proporcional al goce del paladar. Por eso creo que el plato bien se merecía esta serie de imágenes con filtro «a lo Instagram», que sirviera de guiño a los benditos recetarios de nuestras madres y abuelas que tanto adoramos todos los que vivimos peligrosamente en la frontera entre la treintena y la cuarentena.
Los filtros vintage los he aplicado usando la aplicación online Pixlr-o-matic.
Si la comida de toda la vida, la que está hecha con tiempo, con reposo, con los conocimientos heredados de generaciones anteriores, con ingredientes accesibles que en estas recetas resultan casi entrañables y que cuentan además con el cariño de una madre detrás; si esta comida es viejuna, entonces me declaro fan incondicional de lo viejuno.
Y dime dónde hay que firmar para proponer a tu madre como super redactora jefa de tu blog.
El concepto de comida viejuna es propiedad intelectual de Mikel Iturriaga, poseedor además del título de fan número uno de este estilo de cocinar. Te reservo el número tres, porque el dos lo tengo yo, aunque como te puedes imaginar, somos muchos miles los incondicionales de estas recetas inmortales.
Tomo nota también de tu propuesta. Sin duda, sería un gran acierto.
Un abrazo, amigo.
Si que es cierto que la sencillez se lleva la palma, eso sí yo me quedo con otra receta familiar las patatas a la importancia.
Otro clásico. No creo que la autora tarde mucho en recoger el guante y mandarme la receta. Por supuesto, se la dejo a ella, que es la maestra 😉 Gracias, Mariano.
Qué maja tu madre, Ricardo!
«…sabroso, nutritivo y muy balsámico para el estómago» y yo añadiría «más barato imposible».
Lo es, Nerea. Cuando te hagas una idea, multiplícalo por tres y tendrás una estimación aproximada de lo maja que es 🙂