La sal de colores obtenida a partir del uso de colorantes naturales, es un recurso casero muy vistoso y fácil de hacer a la hora de decorar tus recetas.
Aunque la sal de colores se puede comprar, hay varias razones de peso para decidirse a elaborarla en casa: es mucho más barata, podemos hacerla empleando sólo colorantes naturales (lo más fácil para algunos sería emplear colorantes artificiales, pero es innecesario teniendo en cuenta los muchos colorantes de origen natural que tenemos al alcance de la mano a la hora de obtener cualquier color), y puede ser una excusa para pasar un rato divertido si decides hacerla con niños.
Como recurso de emplatado, la sal de colores es un viejo truco que conocía desde hacía tiempo, pero fue tan sólo hace unos meses cuando Laura Porras, una joven cocinera del restaurante Corregidor que ha colaborado con nuestro equipo en la grabación de algunos vídeos de recetas, me explicó el proceso de elaboración casera y despertó en mí las ganas de hacer mi propia sal de colores. Una chica bien salá, todo hay que decirlo.
Técnica
Es tan simple, que lo de «técnica» le viene grande. Hacer sal de colores se reduce a extender una capa fina de sal en escamas sobre una bandeja forrada con papel de hornear, dejar caer una lluvia de colorante natural líquido sobre ésta, y dejar reposar la sal hasta que ésta absorba el líquido, se tiña del color elegido, y se seque por completo.
Para distribuir el líquido de forma uniforme y evitar que grandes gotas de líquido deshagan la sal, yo os recomiendo usar un pulverizador que permita crear una lluvia fina.
Para acelerar el secado, se puede meter la sal durante unos minutos en el horno a muy baja temperatura, pero no es necesario.
Qué usar como colorante natural
Cualquier fluido de color con capacidad de tintar obtenido de un condimento, semilla, fruta o verdura, nos puede valer para hacer sal de color. La imaginación será vuestra mejor aliada en este asunto, pero os dejo algunos ejemplos para romper el hielo:
· Para conseguir sal azul, podemos emplear vino tinto.
· Para la sal lila, jugo de remolacha.
· Para la sal roja, zumo de granada.
· Para la sal amarilla, infusión de azafrán.
· Para sal verde, té verde matcha.
· Para sal gris o negra, infusión con de tinta de calamar en menor o mayor concentración.
En cuanto al tipo de sal, es imprescindible usar sal en escamas, ya que la sal fina e incluso la gruesa carecen del tamaño necesario para resultar mínimamente llamativas al ser empleadas en la decoración de un plato. Por eso, cuanto mayores sean las escamas de sal, mejor.
Lo mejor de hacer sal de colores para decorar platos es que resulta muy fácil y rápido, y dedicándole tan sólo unos minutos, podemos tener sal de colores para mucho tiempo.
Me encanta y tengo que hacerlo.
No digo más porque no tengo salero
Bueno, bueno, bueno… tú tienes salero y mucha graci-a 🙂