Uno de los alimentos más ricos que hay es, sin duda, el huevo. Y la gran variedad de formas de cocinarlos hacen de él un laberinto digno de ser explorado. 12 formas de cocinar huevos son las que te propongo a continuación. 12 formas diferentes con resultados distintos y sabores y texturas muy diferentes.
Huevos fritos
¿Quién no ha oído alguna vez eso de «no sabe ni freír un huevo» refiriéndose a una persona que tiene cero maña en la cocina?… Pues yo tengo que romper una lanza por esas pobres almas que no saben ni freír un huevo ya que, hasta algo que parece tan sencillo, tiene su cosa a la hora de cocinarlo.
Con puntillas, sin puntillas, con la yema cuajada, con ella líquida pero calentita, con sal, sin sal, vuelta y vuelta (esto es en honor a mi amiga María, que en su casa le dan la vuelta a los huevos fritos para que la clara quede perfectamente cuajada). ¿A que no es tan fácil cómo parece?
Lo que está claro es que a cada uno nos gustan nuestros huevos. Quiero decir, la forma en la que cocinamos los huevos fritos en nuestra casa. Por eso, el arte de freír un huevo se puede complicar muy mucho si tienes que preparárselos a personas ajenas a la familia. Aunque siempre hay quién quiere darte una lección y te propone su receta de Huevos fritos perfectos por si te animas a hacerlos como él.
Pero una vez fritos, el huevo puede comerse solo (con un buen poco de pan), estriparlo con un tenedor y mezclarlo con patatas fritas chips bien migadas (así los hacía siempre mi padre y es como más les gustan a mis niños), añadirle tomate frito o mayonesa o colocarlos sobre una loncha de queso para que esta se funda en un perfecto abrazo con ese huevo frito que acabamos de sacar del aceite bien caliente (con cariño para mi maridito que me lo enseñó).
Pero el huevo frito no sólo es una delicia que se come sola, también es la base a muchas otras elaboraciones, muchos otros platos a los que complementa en perfecta armonía o muchos platos que son preparados a partir de ellos… Este listado de Recetas de huevos fritos son un clarísimo ejemplo de lo que se puede hacer con los «no tan simples» huevos fritos.
Huevos a la plancha
La versión light de los anteriores son los huevos a la plancha. El sabor y apariencia final de preparar los huevos fritos o a la plancha es casi igual. O eso dicen, pues por sabor para mi gana por goleada el frito. Pero como hay que cuidarse, una forma de reducir las calorías a la hora de comer huevos fritos, es reducir la cantidad de aceite a la mínima expresión, como puede verse en el siguiente vídeo (ojo, aunque el vídeo se titule huevo frito perfecto, eso no es un huevo frito, pero es un vídeo genial para explicar lo que es un huevo a la plancha).
Huevos cocidos
De todos son conocidos, sin ninguna duda, los huevos cocidos o huevos duros. La razón de que sean tan «famosos» es que pueden comerse de un montón de formas distintas; rellenos, enteros con un poco de sal, picados como guarnición de gazpachos o ensaladas, rallados para dar color y sabor a otras preparaciones, etc.
Los huevos duros son de las preparaciones más sencillas que se pueden hacer a la hora de cocinar huevos. Pero por si tienes dudas y no terminan de quedarte bien, te aconsejo que te pases por este post que me permití el lujo de escribir hace poco, Cómo hacer huevos duros perfectos, y nunca más te quedarán mal.
Una vez que tengas los huevos cocidos listos, formas de prepararlos hay miles, ejemplos de ello los encontramos en este enlace de Recetas con huevos cocidos… Mira mira, y sorpréndete con lo que puedes preparar partiendo solamente de huevo y agua.
Huevos mollet
La idea de escribir este post surgió precisamente de mi ignorancia sobre lo que eran estos huevos. ¿Huevos moQUÉ???.
Después de dar unas vueltas por la red he sacado en conclusión que los huevos mollet debieron ser un intento fallido en el momento de cocer un huevo duro, pero cuyo resultado gustó tanto que se le puso un nombre y se ha repetido una y otra vez hasta que se ha llegado a conocer en el mundo entero.
¿Y por qué digo que me da la sensación de que es un intento fallido de preparar huevos duros? Porque el huevo mollet se prepara exactamente igual que el huevo cocido pero con menos tiempo de cocción. Si el duro necesita 10 minutos para quedar perfecto, el mollet ronda los 7-8 minutos para que la clara quede bien cuajada y la yema líquida… Vamos un «coitus interruptus» en toda regla, en el que el tema se interrumpe justo en el momento en el que el calor comienza a llegar a su momento álgido.
Sin duda, una idea bonita bonita para llevar a la mesa y dar una presentación ideal a otros platos que prepares.
Huevos pasados por agua
Y si los huevos mollet son un huevo cocido sacado antes de tiempo por un cocinero asustado o con falta de tiempo, los huevos pasados por agua (conocidos también como huevos a la copa) son la versión en la que al huevo se le asusta metiéndolo en el agua caliente durante una mínima cantidad de tiempo.
En este caso no sólo la yema queda líquida, también la clara queda calentita, pero sin empezar a ponerse dura, pues el huevo a la copa se come con cuchara dentro del propio cascarón del huevo, y si la clara se pone dura, esto no podría hacerse de ninguna manera.
Hacer huevos pasados por agua tiene su cosa, por eso, nada mejor que leer el post de mi compañero Ricardo para que estos os salgan perfectos y los disfrutéis como se merecen; Cómo hacer el huevo pasado por agua perfecto.
Huevos escalfados
Los huevos escalfados podrían ser una versión de los huevos mollet, pero en esta ocasión se echan en el agua sin la cáscara.
Hay que esperar a que el agua esté hirviendo para echarlos a cocer, añadirles un poco de vinagre para queden bien recogiditos y dejarlos hasta que la clara esté bien blanquita, unos 3-4 minutos suele ser suficiente.
Otra opción es escalfarlos dejándolos cocinarse fuera del fuego, como se puede ver en esta receta de RecetasComidas.com donde tras 30 segundos la cazuela se retira del fuego y se tapa, hasta conseguir que el huevo se cuaje lo justo y necesario.
Luego sólo hay que sacarlos del agua, escurrirlos bien y disfrutar de un huevo blanco, redondito y con una yema calentita pero líquida, deliciosa, o preparar con ellos otros deliciosos platos como por ejemplo los huevos escalfados con queso, los huevos escalfados con tomate, o colocarlos sobre una deliciosa ensalada de alubias.
Existe una versión genial de los huevos escalfados, que se conoce como huevo frito en agua, es la versión ultra light de los huevos fritos y la verdad, yo los he comido y con un poco de sal están muy pero que muy ricos, anímate a hacerlos: Cómo hacer huevos fritos en agua
Huevos poché
La forma de preparar huevos escalfados, con una forma bonita, sin desaprovechar nada de la clara y sin que el huevo esté en contacto con el agua, son los huevos poché.
Hacerlos no es complicado y el resultado es verdaderamente bonito y sabroso. Hay que envolver el huevo (sin cáscara) en papel film de cocina, atarlo para que no se salga el huevo y echarlos en el agua hirviendo hasta que la clara está cuajada.
Tal vez la parte más delicada a la hora de hacer huevos poché es el momento de abrir el saquito para no quemarnos, pero el resultado es estupendo y merece la pena.
Algo que me encanta de los huevos poché, es que en el interior del saquito se pueden añadir otros ingredientes junto con el huevo para hacerlos como platos completos; chorizo, bacon, acelgas cocidas, cebolla rehogada, queso… !Imaginación al poder¡
Huevos en tortilla
La tortilla, para el que no lo sepa (si es que alguien no lo sabe), se prepara batiendo los huevos (evidentemente sin cáscara) en un plato hondo o cuenco, y luego el huevo se cuaja en una sartén con un poco de aceite.
Sin duda, cuando se habla de tortilla las más simple es la tortilla francesa, pues ésta sólo se compone de huevo batido cuajado. A partir de ahí la variedad es infinita, pues no creo que no hay ningún ingrediente que se le pueda añadir a esta, con la que no quede rica.
Con una forma distinta, en España tenemos la archiconocidad tortilla de patatas (o tortilla española). En este mundo podemos encontrar desde la básica, sólo con patata y huevo, a las rellenas o las tortillas en salsa.
Pero al hablar de tortillas (de huevo, no las tortillas de maíz tan típicas mexicanas) las posibilidades son infinitas, por eso nada mejor que un listado como el que se puede ver en este enlace a Recetas de tortillas para darle rienda suelta a este fantástico mundo.
Huevos revueltos
Esto es como en el caso de los huevos mollet, que me da a mi que los huevos revueltos son un intento fallido de hacer una tortilla francesa, pero como no sé si fue primero el huevo o la gallina, no pondré la mano en el fuego por saber qué fue primero, si la tortilla o los huevos revueltos.
Y es que los huevos revueltos son eso, es cuajar el huevo batido en una sartén o cazuela con un poco de aceite, que se revuelven hasta que se cuajen al gusto de cada comensal.
Luego están también las distintas opciones de añadir junto con el huevo algún que otro ingrediente para que queden más jugosos o con un sabor particular. La crema de leche o nata y algún queso que funda bien, suelen ser los acompañantes más comunes a la hora de hacer huevos revueltos jugosos jugosos.
Pero la variedad es tan infinita como al preparar las tortillas, y para muestra el listado que puede encontrarse en este enlace a Recetas de revueltos.
Huevos al horno
Una forma distinta de cuajar los huevos es cocinarlos al horno. En este caso también existen muchas posibilidades, pues los huevos pueden llevarse al horno batidos (como sería si se quieren hacer pasteles salados) o enteros, colocados de forma estratégica para que hagan como perfecto final al plato.
Ejemplos de ello son estos huevos al horno con patatas, estos champiñones con huevos al horno, estos increíbles huevos con bacon al horno, este riquísimo pastel de puerros o este original pastel de huevo y chorizo.
Huevos al plato
Hoy en día tal vez no son tan conocidos, pero sé de buena tinta que nuestras abuelas hacían mucho estos riquísimos huevos cocinados, como su nombre indican, en platos generalmente de barro.
Con una cama de salsa de tomate casera (o así los hacía mi abuela), se colocan encima uno o dos huevos en el plato, se llevan al fuego y se tienen en él hasta que el huevo se cuaje con el punto que estamos buscando.
Añadir más o menos ingredientes en su elaboración es, como todo en este post, cuestión de huevos y de imaginación, aunque es muy típico añadirles guisantes cocidos y jamón serrano.
Hoy en día los huevos al plato pueden no llevar la salsa de tomate de base, con una capa de mantequilla o aceite para que el huevo no se pegue en el plato y cocinados en el mismo plato donde se van a llevar a la mesa, es suficiente para que esa forma de preparar huevos sea digna de su nombre. Un ejemplo perfecto son estos riquísimos huevos al plato con trufa y parmesano.
Además, como actualmente es complicado que tengamos platos de barro o platos aptos para poner el fuego, los huevos al plato se suelen cuajar en el horno, pero estoy segura que el sabor es igualmente delicioso.
Huevos al microondas
No podía cerrar este artículo sin hablar de ellos, ya que los huevos pueden ser cuajados en el horno microondas fácilmente, pero con cuidados y precauciones, pues si no se hace correctamente el huevo en el microondas literalmente explota.
Nunca deben meterse enteros (explosión asegurada si se hace), siempre abiertos, en un cuenco o plato bien tapado y, a poder ser, con la yema pinchada para que no tengamos un problema una vez dentro del micro. Con 40 segundos suele ser suficiente para tener cuajado un huevo, aunque para que sea como un huevo cocido, es necesario al menos 60 segundos a máxima potencia.
Y ya está bien, por mucho que pienso no encuentro más formas de cocinar huevos, pero tal vez a ti se te ocurra alguna que se me haya pasado, o alguna que yo misma desconozca. Si es así, ánimo, déjame un comentario y así todos podremos conocer alguna otra forma de cocinar los huevos que seguramente sea estupenda, por que para mi, donde esté un huevo bien cocinado, que se quite hasta el jamón serrano.