La gala Tentación-es 2017, organizada por la Diputación de Cáceres (Área de Desarrollo y Turismo Sostenible), llenó el pasado sábado por la mañana el Gran Teatro de Cáceres, poniendo de relieve el enorme tirón que tiene todo lo relacionado con la cocina en los tiempos que corren.
Llamados a brillar sobre las tablas con sus artes estaban este año Pepe Rodríguez y Natalia Jiménez, dos caras conocidas de Masterchef, el acontecimiento gastronómico de los últimos años en la televisión, responsable en buena medida de que media hora antes del comienzo de la gala, muchísimos padres e hijos dibujaran una enorme fila de espera a las puertas del emblemático teatro.
Al entrar vi cómo Pepe y Natalia, volcados con la afectuosa acogida del público, se hacían fotos con todo aquél que se lo pedía, mientras el actor cacereño Daniel Holguín, maestro de ceremonias, oteaba el patio de butacas entre bambalinas testando la temperatura del ambiente.
Hace no demasiados años nadie hubiera imaginado un teatro abarrotado para ver a un cocinero en acción, pero los tiempos han cambiado, y en esta ocasión los mejores ingredientes de la tierra eran protagonistas de un guión perfectamente dirigido por una pequeña aspirante a cocinera con mucho desparpajo, Natalia Jiménez, y un gran chef inesperadamente mediático, Pepe Rodríguez, forjado en la misma madera noble de las cucharas de palo en el restaurante El Bohío de Illescas.
En su presentación, Daniel Holguín dedicó sus primeras palabras a su profesión, invitando sobre todo a los más pequeños a volver a ocupar esas mismas butacas cada vez que tuvieran ocasión.
Después, el fenomenal humorista Lulo Bombín, acompañado por el acordeón de Fernanda Valdés, se encargó de llevar a ebullición el caldero de emociones de un público entregado, levantando los primeros aromas de la mañana a golpe de sonrisas.
Hubo tiempo para sorteos de productos de las Denominaciones de Origen Protegidas e Indicaciones Geográficas Protegidas de la provincia de Cáceres, y de entregar el Premio del 4º Concurso Instagram «Paisajes Gastronómicos» antes de que apareciera Natalia sobre el escenario, dispuesta a corresponder a la ovación con una demostración de sus buenas maneras en los fogones.
El turno del showcooking de Pepe se esperaba una hora después, pero mientras la pequeña cocinera elaboraba un original «Puré de patatas al Pimentón de La Vera con mayonesa», unos «tacos y unas «Costillas de Cordero a la Miel Villuercas-Ibores», éste decidió salir a escena para colgarse el delantal y convertirse en pinche de honor de Natalia, dándole un plus de «vidilla» al ambiente.
Mientras Natalia cocinaba, Pepe dio sobradas muestras del buen talante que le ha valido su popularidad, respondiendo con una honestidad evidente a las preguntas del público y del propio presentador. Nos habló sobre su respeto y absoluto desacuerdo con el veganismo, del blanco de los mandiles, de los gorros de cocinero, y de por qué el jamón ibérico Dehesa de Extremadura era un producto absolutamente inimitable y cómo éste orquestaba una gastronomía de enorme valor junto con la Torta del Casar, el Pimentón de La Vera, la Miel Villuercas-Ibores, el Aceite de Oliva Virgen Extra Gata-Hurdes, el Cordero de Extremadura, el queso de los Ibores, la Ternera de Extremadura y la Picota del Jerte.
Un bocado tal vez menos reconocido en el exterior como los bombones de higo de Almoharín, tuvieron su momento de gloria al colarse entre las butacas y servir de delicioso tentempié de un público que, hasta entonces, se conformaba con «alimentarse» del buen ambiente y de los aromas que sobrevolaban poco a poco el espacio.
Entre tanto, también tuvimos la oportunidad de hacer más sorteos y de escuchar a Rosario Cordero, presidenta de la Diputación de Cáceres, quien hizo hincapié en la defensa de los grandes y pequeños agricultores y ganaderos que, con su trabajo diario, son responsables de la enorme calidad de los productos D.O.P. e I.G.P.
En su turno, Pepe Rodríguez no dejó de derrochar su aliento de apasionado cocinero hablando de cocina y de gastronomía, mientras elaboraba una «Caldereta de cordero» con un estilo muy personal y un «Helado de torta del Casar con gelatina de miel Villuercas-Ibores y granizado de manzana verde». No pasó por alto la presencia en el público de algunos jóvenes promesas de la cocina extremeña para hacer alusión al sacrificio y la entrega que requiere el oficio, a las satisfacciones, a su compromiso con el resultado por encima del empleo de una u otra técnica, etc.
Al final, niños y mayores abandonamos lentamente el patio de butacas y los palcos con un regusto a buena mesa en nuestras ropas, y una sonrisa en el rostro.
Sin habernos llevado a la boca ni un sólo pedazo de las delicias que acabábamos de ver cocinar en vivo y en directo con los mejores productos de la provincia de Cáceres, sin duda entre los mejores del país y también del mundo en sus respectivos casos, salíamos del teatro con la extraña y reconfortante sensación al mismo tiempo de haber disfrutado viendo cocinar y escuchando hablar de cocina. Los mayores, tal vez aspirando a superarse para agradar y desatar el gusto por cocinar entre sus hijos; y los más pequeños, seguramente soñando con llegar algún día a ser cocineros en un mundo en el que, hasta hace poco, los niños sólo se soñaban con ser futbolistas.