Hoy vamos a hablarte de las diferencias de la pota y el calamar. Dos cefalópodos que están muy a menudo en nuestra mesa y que no siempre sabemos distinguirlos.
Y distinguir lo que comemos es importante, no sólo por el simple hecho de saberlo, también por el hecho de tener que pagarlo y el precio de unos y de otros no es el mismo.
El refrán dice eso de «no pagues gato por liebre». Pero hoy en día son muchos otros alimentos los que te dicen que te están vendiendo una cosa a un precio caro, cuando en realidad lo que te están dando es algo muy similar, mucho más barato, pero te lo cobran como el caro.
En este caso queremos dejar claro que las diferencias entre calamar y pota en cuanto a valor gastronómico y a precio son notorias y es por ello por lo que es importantísimo conocer cuándo te venden uno y cuándo te venden el otro.
La pota, el calamar gigante
A la pota se la conoce como calamar gigante, aunque son varios los nombres que se le dan en nuestro país y fuera de él. Que comúnmente se conozca a la pota con el apelativo de calamar gigante, sólo hace que aumentar el desconcierto y la desinformación del común de los mortales y es por eso por lo que cada vez son más las personas que creen, de forma errónea, que son lo mismo.
Bajo el nombre de pota se incluye a varias especies de cefalópodos como son la pota común, la pota voladora, que es algo más pequeña, o la pota argentina, a la que se le ha otorgado una mayor calidad.
Diferencias en las propiedades nutricionales de la pota y el calamar
Las propiedades nutricionales de estos animales son las mismas. Ambos te aportarán proteínas, minerales como el fósforo, el potasio o el magnesio, vitaminas del grupo B como la B3 y la B12 y, todo ello, con muy poca grasa.
Esto nos haría pensar que nos da lo mismo comprar pota o calamar, pero hay otros aspectos que te van a dejar claro que hay diferencias que inclinan la balanza a favor de uno de ellos.
¿El sabor es distinto entre la pota y el calamar?
La respuesta es sí. Literalmente sí. El sabor del calamar es más fino, más sofisticado, mientras que el de la pota es más rudo y basto.
La textura de la pota es más dura y rugosa, mientras que la del calamar es más fina en todos los sentidos.
Sabemos, como ya te hemos comentado, que hay distintos tipos de potas y por ello distintas calidades de la misma. Pero aún así, ninguna especie de pota supera a la calidad gastronómica, de sabor y de textura del calamar.
¿Qué pasa con el precio de la pota y del calamar?
Otra gran diferencia, que debería ser notoria en las pescaderías y supermercados, es que el precio de la pota es bastante inferior al de los calamares.
Esto hace que sea una proteína marina más asequible a todos y está bien, pero aún así, nosotros no lo recomendaríamos para todas las preparaciones.
Usos gastronómicos del calamar y la pota
La pota es muy utilizada por ejemplo para hacer tiras de calamar rebozadas, dado que el rebozado disfraza en parte el fuerte sabor de la pota en contrapartida con el fino sabor del calamar. Además, esta forma de cocinado es menos exquisita y no precisa de mucho conocimiento culinario, por lo que se pueden hacer aunque o se tengan muchos conocimientos de cocina y siempre quedan bien.
Por lo general la pota no la encontrarás entera en el mercado, suelen venderla limpia y cortada en tiras o anillas. También puede hacerse a la plancha como los calamares y la sepia, pero recuerda a la hora de comerlo que su carne será más dura y su sabor más intenso.
Otra forma de comprar pota en lugar de calamar, es cuando compras los típicos calamares a la romana. En muchas ocasiones esos aros redondos de calamar con su crujiente rebozado no están rellenos de calamares, si no de pota troceada. Lee bien los ingredientes para saber si estás comprando una cosa o la otra.
Diferencias físicas entre el calamar y la pota
Aunque como hemos comentado la gran mayoría de las veces la pota se vende ya troceada y limpia, estos datos no te vendrán mal para asegurarte que lo que te venden es realmente un calamar.
Si te venden el cefalópodo con su piel, mira bien las manchitas de misma. Si son rosáceas estarás delante de un calamar. Pero, si por el contario son violetas, estás delante de una pota.
Por el contrario, si la piel ya no existe, tendrás que mirar las aletas. Sin contar la cabeza queremos que sepas que las aletas del calamar ocupan 2/3 de su cuerpo, mientras que las aletas de la pota sólo 1/3. Es curioso, pero cuando tienes la suerte de verlas juntas la diferencia es notoria.