El trágico hundimiento del Titanic la noche del 14 al 15 de abril de 1912, dejó tras de sí una estela de misterio que, cien años después, sigue despertando la curiosidad de medio mundo. En lo que se refiere al apartado gastronómico, yo mismo me he sorprendido al constatar cómo durante estos días, la recreación de la última cena del Titanic ha sido utilizada en multitud de restaurantes del planeta como reclamo. Menús que, no obstante, han sido diseñados en la mayoría de los casos en correspondencia con los estándares de la Primera Clase.
Quienes hayáis visto alguna de las muchas películas inspiradas en el Titanic, seréis conscientes de que las diferencias entre el estilo de viaje de los pasajeros de primera y los de tercera clase del famoso transatlántico, eran notorias. Es evidente, por tanto, que no todos los pasajeros comieron lo mismo la noche del hundimiento; aunque de haber sabido la suerte que les esperaba, aprovechando las generosas reservas de comida que el Titanic transportaba en sus bodegas, los más humildes pasajeros y los nobles adinerados, quienes se embarcaron empeñando todos sus bienes con el fin de iniciar una nueva vida en Norteamérica, y quienes viajaron por placer, pudieron haber comido a dos carrillos sin censura. Y es que las más de 30 toneladas de carne fresca, las 40 toneladas de patatas, las 5 toneladas de pescado, las 3 toneladas y media de tocino y jamón, los 40.000 huevos o las 36.000 naranjas que viajaban en las cámaras de alimentos del coloso, sin duda daban para mucho. Aún así, la última cena del Titanic no fue precisamente lo que se entiende por menú light.
El Titanic fue concebido por la compañía White Star Line como un crucero de lujo, de forma que, a pesar de las diferencias entre «los iguales de Di Caprio» en la ficción, y los muchos multimillonarios que se embarcaron en Southamptom el 10 de abril de 1912, se puede decir que todo el mundo pudo disfrutar en el Titanic de unos menús de alta calidad.
1. El menú para los pasajeros de la Primera Clase del Titanic la noche del hundimiento, compuesto por nada más y nada menos que 9 platos más el postre, parecía, en efecto, un banquete premonitorio. Después del aperitivo correspondiente en los salones aledaños, ésto fue lo que se sirvió en los más lujosos platos decorados con la famosa estrella blanca, dispuestos en los más ampulosos comedores del Titanic la noche del 14 de abril de 1912:
Primer Plato
Entrantes
Ostras
Segundo Plato
Consomé Olga – Crema de cebada
Tercer Plato
Salmón al vapor con salsa muselina – Pepinillos
Cuarto Plato
Filete Lili
Salteado de pollo a la Lionesa
Calabacines rellenos
Quinto Plato
Cordero con salsa de menta
Pato asado con salsa de patatas
Solomillo de ternera
Acompañamiento de patatas parisinas, guisantes, crema de zanahorias y arroz
Sexto Plato
Sorbete de naranja
Séptimo Plato
Pichón relleno
Octavo Plato
Espárragos a la vinagreta
Noveno Plato
Foie Gras y apio
Décimo Plato
Tarta Waldorf
Melocotones con helado de Chartreuse
Bombones de chocolate y vainilla
Helado
Como veis, se trató de un suculento manjar a la francesa elaborado por cocineros de prestigio que, muy posiblemente, provocaría la dulce somnolencia por cantidad y por calidad de los insaciables pasajeros de primera clase. En cuanto a la bebida, he sabido que fueron embotelladas exclusivamente para el Titanic, 4 mil botellas de champagne «del bueno», la mayoría de las cuales acabaron espumando el lecho de los pececillos que habitan en las profundidades del océano.
2. El menú de los pasajeros de Segunda Clase del Titanic fue de inspiración más bien británica, y resultó ser tan variado como el de Primera. De hecho, podría pasar por cena de lujo en cualquier restaurante de hoy en día:
Consomé Tapioca
Abadejo al horno con salsa picante
Pollo al curry con arroz
Cordero lechal con salsa de menta
Pato asado con salsa de arándanos
Acompañamiento de guisantes, puré de nabos, patatas y arroz
Pudin de ciruelas
Sandwich de coco al vino
Helado americano
Nueces
Fresas al natural
Tarta de queso
Café
3. Por su parte, para los pasajeros de Tercera Clase del Titanic hemos encontrado una carta en la que se enumeraban las opciones para el desayuno, la merienda, el te, y la cena de la funesta noche. Un menú contundente a la irlandesa que para la mayoría de ellos fue, seguramente, un verdadero banquete.
Desayuno
Cereales variados con leche
Hígado y bacon
Pan fresco con mantequilla
Mermelada
Café o té
Cena
Sopa de verduras
Pollo hervido con bacon y salsa Panbley
Guisantes y patatas cocidas
Pudin de ciruelas
Crema de caramelo
Merienda o té
Oxford Brawn
Ensalada
Pan con mantequilla
Jamón
Té
Con esto, podemos decir que los desafortunados pasajeros del Titanic que no tuvieron la oportunidad de acabar la velada remando bajo el cielo estrellado, murieron al menos con la satisfacción innata que a todos nos produce llenar el buche con alegría. Si queréis saber más acerca del tema, os recomiendo echarle un vistazo al libro «Last Dinner on the Titanic» (La última cena en el Titanic), de Rick Archbold y Rick Archibold, donde se relatan con detalle 60 de las recetas de cocina que se cocinaron en los fogones del Titanic; y a ser posible, visitar la exposición itinerante «Titanic. The Exhibition», en estos días «de travesía» por España.
Menudos homenajes que se pegaban!!
Realmente, parece que fuera una cena premonitoria… Muchas gracias por mandarme el enlace del Oxford Brawn. No tenía ni idea sobre qué podía ser… ¡Saludos!
Entonces el Oxford Brawn es un tipo de «choped» ?
Pues eso parece: un embutido hecho con carne de cerdo 😉
Anda, que curioso! Con el nombre tan fino, hubiera pensado mil cosas antes… Gracias por la información Pio recetas 😉
https://www.facebook.com/media/set/?set=a.1780446753902.2101760.1321433679&type=3
aquí os mando las fotos de esa última cena. q aproveche!
Madre mía que de huevos iban en el Titanic!! 😛
La verdad que cuando leo algo referente al Titanic, de manera irremediable
mi mente se imagina los lujosos salones, con lamparas doradas, vestidos pomposos y
ricachones y «adinerados oportunistas» comiendo a dos carrillos. Y a los de tercera clase
también disfrutando de su velada, de manera más humilde.
Y esque de «eso» no se escapa nadie, ni el rico, ni el pobre….
Eso es inspirador y da nostalgia y dolor saber que esa gran vida terminara en tragedia!!! muy inspirador
Vaya una «jartaa» de comer!!
no!, aqui tambien no!!!
estoy hasta los mísmisimos del jo***o titanic!!!
😀 ja, ja, ja… Te entiendo Mingu, pero me pareció interesante la vertiente gastronómica del asunto…
Super interesante, la cantidad de platos, sin duda pareciese que todo fue premonitorio cuando se habla del Titanic, más no tenía idea de que hasta con la comida había sido todo tan excepcional. Inspira y da nostalgia! Gracias por compartir éste interesante artículo.