Ayer se hizo pública un año más la esperada lista de la revista británica «Restaurant» con los nombres de los 50 mejores restaurantes del mundo, basada en la opinión de los miembros del jurado que colaboran con esta publicación. En lo que a la lista se refiere, hay que decir que el restaurante danés Noma ha vuelto a recibir la distinción de «mejor restaurante del mundo» por tercera vez consecutiva, seguidos de nuevo por los españoles El Celler de Can Roca (Gerona) y Mugaritz (Rentería, Guipúzcoa). En la octava posición, ha vuelto a repetir el restaurante Arzak (San Sebastián), mientras que el asador Etxebarri (Atxondo, Vizcaya) escaló 19 posiciones, de la 50ª a ka 31ª, y Quique Dacosta (Denia, Valencia), apareció por primera vez en la lista en el puesto 40.
Por lo demás, es de destacar el protagonismo que la gastronomía sudamericana va tomando año a año en la lista, con la distinción de un número cada vez mayor de restaurantes peruanos, mexicanos, brasileños, etc. Además, como ya comentamos hace escasos días, Elena Arzak recibió la distinción de mejor chef mujer del mundo.
Pero más allá de la «clasificación» de 2012 de la revista «Restaurant», al tener conocimiento de éstos y otros muchos galardones de alcance internacional, a muchos nos asalta la duda de hasta qué punto es posible hablar del «mejor o de los mejores restaurantes del mundo» partiendo de la opinión, sin duda subjetiva, de un jurado de carne y hueso. Salvo que el mismísimo Dios baje a la tierra para dictar sentencia, tal vez preguntas como la que rezan en el título de este artículo no tengan respuesta, sea cual sea el nombre del restaurante. Mientras tanto, el establecimiento de clasificaciones numéricas como las de la revista Restaurant, se me antoja como un fenómeno «demasiado humano».
En este sentido, yo no diría que el NOMA es el mejor restaurante del mundo, sino que es el mejor restaurante del mundo para los críticos gastronómicos de la revista Restaurant, quienes irremediablemente emiten su veredicto cada año sin comer en todos los restaurantes del mundo, y quién sabe si en todos los «favoritos».
En la escalada de lo cuestionable, y sobrepasando con creces el terreno del recelo y la sospecha, ayer me llamó la atención la opinión que el chef italiano Andrea Tumbarello (del restaurante Don Giovanni), dio acerca del restaurante NOMA en una entrevista emitida en el programa de Radio Nacional Asuntos Propios, dirigido por Toni Garrido. En la misma, Tumbarello ironizó con el nombre del restaurante citándolo como «no más», después de su decepcionante experiencia en éste. Además, cuestionó la calidad, la originalidad, e incluso el uso de determinados ingredientes de la cocina de René Redzepi, llegando a hacer consideraciones de tipo personal hacia su persona. «Este hombre insulta, no es buena persona y no me lo voy a creer», dijo durante la entrevista. Además, Andrea Tumbarello hizo alusión al «politiqueo» que existe en la elección del mejor restaurante del mundo de la revista «Restaurant», una distinción merecida, en su opinión, antes que por el Noma, por un buen puñado de restaurantes españoles.
Yo no he comido en el NOMA, ni tampoco en la mayoría del resto de cientos de miles de restaurantes que existen en nuestro mundo, así que siento tener que dejar sin respuesta la pregunta acerca de si el Noma es, o no, el mejor restaurante del mundo; una pregunta a la que, en todo caso, sólo daría respuesta con la coletilla de «el mejor restaurante del mundo para mí».
Foto: web theworld50best
Es muy dificil decidir cual es el mejor pero si un restaurante se mantiene en la primera posición sera por algo.
Personalmente, no me gusta apoyarme en ese tipo de argumentos, ya que ese «algo» pueden ser muchas cosas. Por las mismas, se podría decir que «cuando el río suena, agua lleva», y son muchos los comentarios que se oyen en contra del Noma. En todo caso, yo no opino hacia un lado ni hacia el otro, aunque cuestiono la validez de este tipo de nominaciones por su enorme subjetividad. Un saludo.
Como tú dices para poder saber si un restaurante es el mejor, se deberían probar todos, sin prejuicios, con el mismo estado de ánimo y la misma predisposición. Y eso es imposible por lo que de entrada invalida bastante el galardón. Yo he comido en restaurantes de pueblo exquisitos platos y verdaderas bazofias en restaurantes de más renombre. Ya sabemos que sobre gustos no es fácil opinar. Al final me temo que los que juzgan este tipo de premios son cuatro iluminados que se reparten entre ellos las viandas, yo te voto a ti aquí, tú me votas allá y todos contentos. Ni he acudido al NOMA ni creo que lo haga nunca, como el 99,99% de los seres que pueblan el mundo en el que vivo. Para el común de los mortales este tipo de listas sirven para saber de la existencia de lugares y gentes a las que tenemos el acceso vedado, como el mejor restaurante, la mujeres más hermosas, los hombres más sexis o los poseedores de la bota de oro.
Aunque pensándolo mejor, algunas veces cuando juego al fútbol contigo, y ganamos, pienso que la bota de oro te la tenían que dar a ti.
😀 Antonio, por favor, no me ruborices… Por cierto, tú precisamente no tienes el acceso vedado a las mujeres más hermosas. Tienes dos en casa dignas de la más popular de las listas. Eso sí, tal vez lo que distingue a las mujeres y a los restaurantes que apreciamos los seres «ramplones» como tú y yo, es que nuestras mujeres y restaurantes preferidos, ni necesitan ni gustarían de estar presentes en listas de ningún tipo, más allá de la lista de maridos e hijos. He oído hablar muy mal de NOMA últimamente, así como del jurado de la lista de «Restaurants», pero personalmente, no puedo decir nada más a favor ni en contra de este fenómeno, que la reflexión que hago en el artículo. Demasiado humano…