En la cocina, las cebollas son las más crueles entre las verduras, y aunque les da un poco de corte, no tienen ningún reparo en hacernos llorar siempre que pueden.
¿Por qué lloramos al picar cebolla?
La razón científica es que, al hendir nuestros cuchillos en la carne de las cebollas, se liberan unas sustancias conocidas como «alinasas», desencadenándose el proceso de formación del óxido «syn-propanotial-S», el verdadero responsable del drama.
Si científicas son las razones, el catálogo de remedios para no llorar picando la cebolla vertidos al mundo de la leyenda urbana a lo largo de los siglos, y que voy a reproducir a continuación, es un verdadero ejemplo del poder de la imaginación y de la sugestión. Si sacáis el «temita» en una charla cualquiera con familia o amigos, os daréis cuenta de cómo en un momento quien más y quien menos defiende su teoría sobre la técnica perfecta para cortar cebolla sin llorar.
Yo llevo unos días recopilando leyendas increíbles sobre formas de picar cebolla sin llorar, algunas con parte de verdad, otras dudosas, y la gran mayoría absolutamente absurdas, surgidas muchas a raíz de una broma y perpetuadas debido a la naturaleza misma del ser humano.
1. Masticar un chicle de menta.
2. Sostener un trozo de pan entre los dientes.
3. Sostener una cerilla entre los dientes.
4. Ponerse en la coronilla la parte que se corta con el rabo de la cebolla.
5. Meter las cebollas en el congelador 10 minutos antes de picarlas.
6. Remojar la cebolla cortada a la mitad con agua caliente.
7. Poner un vaso de agua junto a la cebolla mientras la picas.
8. Colocar dos buenos puñados de sal entre uno mismo y la cebolla.
9. Mojar la hoja del cuchillo con agua.
10. Encender una vela junto a la cebolla.
11. Humedecer las manos y las muñecas.
12. Picar las cebollas en el sentido de las fibras.
13. Rociar el cuchillo con un poco de vinagre.
14. Respirar sólo por la boca.
15. Encender un ventilador y colocarlo a un lado, orientado hacia la cebolla.
16. Sumergir las cebollas en agua con limón 5 minutos antes de picarlas.
17. Restregarse los ojos con un algodón mojado en agua helada.
18. Picar la cebolla con la boca llena de agua.
19. Pinchar una miga de pan en la punta del cuchillo.
20. Poner un trozo de limón en cada esquina de la tabla en la que cortes la cebolla.
No es mi intención en este artículo aportar nuevas ideas sobre el trance imposible de picar cebollas sin llorar, sino simplemente dejar constancia de hasta qué punto este tema ha generado y genera literatura de ciencia ficción con el paso del tiempo. Y es que todas las leyendas que acabo de mencionar están extraídas de testimonios reales.
Yo soy de los que acepto el llanto con toda la dignidad que puedo. Incluso he llegado a ponerme un disco de Perales y una foto de Chanquete enfrente de mí mientras cortaba cebolla, y he sobrevivido para contarlo. Pero puestos a mojarse con el asunto de las cebollas, si buscáis efectividad a cualquier precio, yo os recomiendo 4 opciones: ponerse gafas de buceo, cortar las cebollas sumergidas directamente en un bol con agua (si sois capaces), usar la picadora, o dejarle el marrón al primero que pase por allí.
El camino del medio (la técnica que uso yo, que hace llorar, pero algo menos), consiste en pelar la cebolla, cortarla a la mitad, poner la parte cortada sobre la tabla, y picarla con un cuchillo muy fino y afilado.
Foto: Darwin Bell
Me acaban de comentar vía Twitter que también da resultado sobre la placa de cocina, con el extractor encendido, y tenía que contároslo 🙂
Venía a comentar mí método pero Ricardo ya lo ha hecho. Doy fé (mis ojos me respaldan) que funciona…
Voy a probarlo esta misma tarde, señorita Gengibre. Espero que no me hagas llorar… 🙁
Es el pequeño precio a pagar por el buen sabor que dejan en nuestras recetas la cebolla. Lo que sé es cierto es que si el cuchillo corta muy bien romperá menos la cebolla y liberará menos «gas», y ya puestos mirar de tener una postura un poco alejada también puede ayudar, si te situas cual Quasimodo sobre la tabla pues entonces es un festival de lágrimas 🙂
😀 ¿Cual Quasimodo? ¡Ja, ja, ja…! Es de lógica, yo pienso igual que tú…
Súper buen artículo! Me gusta mucho la cebolla en todas sus formas y el aporte que le da a cada guiso. Caramelizada en sándwiches es exquisíta! Lo único malo es cortarla y llorar, además de quedarse con el olor en las manos. Para el corte brunoise, que es el más típico, encontré una solución a mi problema la encontré en el quick chef de Tupper. Yo lo recomiendo mucho, es muy muy práctico
Sin duda lo mejor es lo que yo hago. Aunque suene ridiculo y mas aun verlo en directo, lo mejor es cortar la cebolla con unas gafas de bucear, de estas pequeñas de nadador, que aixlan los ojos del aire y por tanto de esas sustancias irritantes 😀 :D. Yo con este truco no derramo ni una sola lagrima…vamos es que no noto nada de nada.
A mi, el truco que mejor me funciona es el último que apuntas: pasarle el marrón a cualquier otro. Con dos hijos adolescentes abducidos por el ordenador y sus secuaces durante toda la jornada no lectiva, encuentro la excusa perfecta para que hagan algo útil para la comunidad, ja, ja!
Me parece una excelente idea, Montserrat. La cebolla hará las veces de colirio, y ayudará a tus hijos a soportar aún más tiempo al frente del ordenador… 🙂
puedo asegurar de que soy de las que les saltan las lágrimas enseguida, no digamos con una cebolla. No me da tiempo ni de ponerla debajo el agua que ya lloro y lo que me funciona de veras de veras, y solo tenéis que probarlo, es llenarse de agua la boca y enjuagarse como si fuera el colutorio…lo oí de pasada en una película americana y lo probé sin ningún convencimiento y desde entonces no me da ninguna pereza pochar cebolla, confitar cebolla o hacer sopa de cebolla….
¡Jajaja! ¿De verdad? Eso tengo que probarlo…
Mi truco. Que no es truco y que además descubrimos mi hija y yo por casualidad, son las lentillas. Nos hemos dado cuenta de que cuando cortamos cebolla con las lentillas puestas no lloramos ninguna de las dos. ?
Las lentillas son como chubasqueros oculares. Parece evidente, pero seguro que a más de uno no se le había ocurrido para evitar llorar picando cebolla 😉