Hace algún tiempo que la moda de los establecimientos pop-up ha llegado a la gastronomía en forma de tiendas o restaurantes temporales. Una tienda pop-up es un espacio comercial que abre por un período determinado y corto de tiempo, no son tiendas que nazcan con el objetivo de quedarse a largo plazo entre sus clientes sino de ofrecer de forma temporal un lugar en el que comprar determinados productos.
Aunque nuestras abuelas ya podían disfrutar del concepto de tiendas itinerantes sobre todo para productos muy estacionales, las tiendas pop-up como las conocemos ahora son un fenómeno con poco más de una década: tiendas temporales que se abren con una oferta muy concreta y que cierran o se mudan tras un período corto de tiempo. Esta fórmula ha sido además usada por marcas grandes y pequeñas para sus objetivos de marketing, por ejemplo para el lanzamiento de un producto nuevo o para dar salida a un stock determinado, etc, pero además son una fantástica forma de probar la posible aceptación de una iniciativa más permanente y duradera como un nuevo menú en un restaurante.
En el mundo de la restauración y la gastronomía, este formato de negocio está sobreviviendo los envites de la crisis y no dejan de surgir nuevas iniciativas que pretenden sorprender al consumidor. Así, los ejemplos son múltiples, y van desde el contenedor de la marca de cafés Illy que se convertía en un completo salón hasta el mega restaurante pop-up que MacDonalds va a abrir para las olimpiadas de Londres este verano y que desmantelará y cerrará tras la clausura de las olimpiadas, pasando por otros cafés y restaurantes pop-up que han ido abriendo y cerrando por todo el mundo.
En España, este verano podemos disfrutar de The loaf in a box, una panadería pop-up que nace con una filosofía y unos propósitos que van más allá del mero interés económico o la necesidad de vender algo, si no que pretende ser un punto de encuentro, un lugar de aprendizaje y reflexión, donde intercambiar conocimientos y opiniones sobre el pan artesano. La cita es en San Sebastián entre el 1 de julio y el 30 de septiembre, junto al río, frente a la estación de Renfe. En unos contenedores marítimos reutilizados, los visitantes encontrarán un obrador en el que a diario se hornea pan y pasteles para su venta, en los que además se darán cursos, catas, charlas, etc. Podéis obtener más información sobre The loaf en su web y en este vídeo del Diario Vasco.
Las tiendas y restaurantes pop-up o temporales han llegado para quedarse, o para todo lo contrario. ¿Hay alguna en tu ciudad?
Ya he leído alguna reseña en otro sitio y me parece una idea estupenda. Qué pena que no hagan algo parecido en Madrid. Desde luego, si yo estuviera en San Sebastian, seguro que haría alguno de los cursos.
En mi ciudad yo no he visto algo así, pero me encantaría que restaurantes de otras ciudades se animasen a traer su oferta aquí temporalmente. Una ciudad pequeña quizás no da para mantener abierto un restaurante con estrellas Michelin, pero estoy segura de que mucha gente iría si durante una semana o un mes esos restaurantes estuvieran aquí.
Interesante propuesta, Ladur, de las que hacen pensar en tiempos como los que nos están tocando vivir.
Qué bien estaría algo así itinerante por toda España!