La comida artesana o artesanal es aquélla que se produce empleando técnicas tradicionales, en muchos casos manuales en vez de mecánicas, primando el resultado final por encima de cualquier otro factor, como el económico. Apoyándonos en esta premisa, se deduce que la comida artesana es, en general, de una mayor calidad que cualquier producto industrial o excesivamente tecnificado. Pero una afirmación así requiere bastante más fundamentos, así que voy a dároslos.
Si nos ceñimos al polémico artículo que escribí en octubre de 2011 sobre «el maltrato de las ocas para la obtención de paté y foie gras«, enseguida entenderemos que un paté convencional es aquél que se obtiene de forma masiva forzando a las ocas a comer, hacinadas en jaulas que no permitirán al animal ver la luz del Sol o aletear en vida; mientras que un paté artesano se produce sin forzar en absoluto la alimentación de las ocas, y dándoles a éstas un trato éticamente correcto.
El del paté de oca es un buen ejemplo, porque nos ofrece una visión extrema del grado de manipulación al que somos capaces de llegar, con el fin de ampliar la producción de un alimento, y de limitar al máximo su coste. La elaboración de comida artesana no es, obviamente, la menos costosa que se me ocurre, aunque hoy en día, en nuestra compra semanal, a cualquiera de nosotros nos cobran a precio de artesanal frutas, verduras, carnes, embutidos, productos lácteos, vinos, cervezas, etc.; con una calidad y un sabor que en muchos casos son inaceptables. Basta con informarse de los casos destapados por la OCU de estafa al consumidor, como el del aceite de oliva que no es virgen extra que se vende como tal, o el escándalo de la mala leche en España, para asomarse sólo un poquito a la punta del iceberg de los tejemanejes de la producción alimentaria.
Pero en un mercado global en el que el consumidor medio tiene la sensación de que ya nada sabe a nada, o incluso de que ya ningún alimento alimenta como debería, también hay quienes se siguen empeñando en hacer las cosas bien, complicándose la vida en producir alimentos de la forma más sencilla posible, la más costosa y la más laboriosa a veces, pero también la más satisfactoria para los sentidos y para el alma, tanto del productor como del consumidor, cuando se ama lo que se hace y se aprecia y valora lo que se come, respectivamente.
Comida artesanal os encontraréis de forma dispersa en algunos rincones de algunos estantes de contados pasillos de muchos supermercados, en boutiques especializadas, y cada vez más, en portales de Internet como Comida Artesana.
Sobre éste último hoy quería hacer un inciso, al contar con un catálogo muy selecto de alimentos variados obtenidos a partir de técnicas artesanales y ecológicas, y ofrecer al mismo tiempo la posibilidad de comprar online todos sus productos, y recibirlos cómodamente en casa, y sin gastos de envío. Si analizáis los productos de esta web, os daréis cuenta enseguida de que el respeto a la materia prima es el principio fundamental de todos ellos. Por eso, de la misma forma que el caldo de sopa cocinado con cariño, paciencia y buen hacer de una madre, no se puede comparar con un caldo elaborado por una perfecta máquina, pero máquina al fin y al cabo; enseguida os daréis cuenta de por qué un jamón de un cerdo criado entre encinas y alimentado con bellotas, tiene un aspecto y un sabor inigualables.
Por su valiente apuesta y por su compromiso con el sabor y la calidad en general, es de justicia romper lanzas por proyectos como el de la web Comida Artesana, o el de cada uno de los productores de los alimentos que allí se venden.
Que buena web! No la conocía y me ha encantado, por sus productos y por la manera cómo afrontan la crisis con sus propuestas.