Si os estáis preguntando cómo abrir una botella de vino sin sacacorchos, es porque estáis en un gran apuro. ¡Pues sí se puede! Os lo explico a continuación.
Hace tiempo que circulan por Internet numerosos vídeos en los que se explica cómo descorchar botellas de vino con un zapato, con un trapo, con un tornillo y un martillo, etc.; y si, en el fondo, casi todos estos vídeos vienen a demostrar que la dicha es buena, lo cierto es que las demostraciones son una simplificación de la realidad cuyo objetivo principal es impresionar al personal para que acaben compartiendo el material. Me explico.
El mejor ejemplo de simplificación en lo que a la técnica del descorche se refiere, es este vídeo, en el que se da buena cuenta de todos los sistemas alternativos para abrir una botella de vino sin sacacorchos, excepto de nuestro preferido: el método del zapato. Métodos, todos ellos, que he probado con resultados negativos que analizo más abajo.
Visto así, seguro que os habéis quedado con la boca abierta, esperando a que una gotilla de vino perdida acabe salpicándoos el cielo mismo de la boca, pero como habréis comprobado, al no tratarse de secuencias continuas y sin cortes, todo parece más fácil de lo que en realidad es. Después de probar los distintos métodos, el resultado de mi análisis es el siguiente:
1. Abrir botellas de vino con un martillo y un tornillo. Para empezar, si no se tiene sacacorchos, se me antoja complicado que se vaya a tener a mano un martillo con «saca-clavos» y un tornillo adecuado para extraer el tapón de corcho tal y como se indica. Pero como hay gente para todo, acepto barco. No obstante, hay que decir que la técnica resulta bastante aparatosa en la práctica, ya que es necesario atornillar el tornillo al corcho, y luego hacer presión con el gancho posterior «saca-clavos» del martillo, con mucho cuidado de no saltar el vidrio de la boca de la botella de vino, con el peligro que eso supone.
2. Además, este método permite extraer sólo la punta del corcho. Para el resto del trabajo, en el vídeo proponen seguir con una navaja, algo que me ha parecido no sólo bastante peligroso (dado que estas operaciones suelen hacerse con el plus de ansiedad que provocan las atentas miradas de los colabodores pasivos, deseosos de catar el vino y, por lo general, con ganas de cachondeíto), sino además, en mi caso, totalmente ineficaz. Llamadme inepto si queréis.
3. El truco de abrir botellas de vino con la ayuda de un paño de cocina, golpeando la base de la botella contra una pared, sigue el mismo principio que la técnica del zapato, pero me ha parecido mucho más peligroso, ya que el paño no llega a amortiguar completamente el impacto, y hay serios riesgos de que la botella se rompa. Y es que, si bien en el vídeo da la sensación de que con unos cuantos golpecitos suaves es suficiente, la realidad es que hay que pegar unos leñazos bastante considerables.
Cómo abrir una botella de vino con un zapato
Después de hacer mis propias comprobaciones, por tanto, he de decir que la técnica para descorchar botellas de vino con un zapato, es la opción más digna entre todas. Yo la descubrí a través de este vídeo (en francés):
Pero antes de que os envalentonéis, hay unos cuántos consejos que es conveniente que tengáis en cuenta si queréis abrir la botella de vino sin que los daños sean mayores que el valor mismo de la botella:
· La técnica consiste en apoyar la base de la botella de vino sobre el interior del zapato o zapatilla por la parte del talón, y golpear fuerte sobre una pared lisa.
· El número total de impactos secos que yo necesité para sacar el corcho de la botella de vino que empleé para el experimento, fue de 25.
· Este método no es apto para paredes de pladur.
· Al ser golpeada la botella, el vino se agita de tal forma que llegan a formarse burbujas en la superficie que le dan el aspecto del vino con gaseosa. Es, por ello, un método no recomendable para poner en práctica en eventos mínimamente formales, o con vinos de más de dos «euricos» la botella.
De todas formas, yo creo que la falta de sacacorchos es una fenomenal excusa para ir a molestar a la vecina guapa o vecino resultón de turno, y a no ser que os encontréis aislados en la montaña y a nadie se le haya ocurrido echar el abrebotellas a la mochila, esta técnica debe ser siempre el último de todos los recursos, si no queréis echar a perder el brindis. He dicho.