Una empresa gallega acaba de presentar un nuevo producto con aires de revolucionario: el chorizo de pulpo. Con una apariencia y un sabor muy logrados, este trampantojo de uno de los embutidos de cerdo más populares, cuenta con dos variedades que hacen presagiar el hipotético nacimiento de toda una gama de productos.
Hasta ahora, sólo se han comercializado el chorizo criollo de pulpo y la chistorra de pulpo, dos productos que había deseado llevarme a la boca desde el momento mismo en que tuve conocimiento de su existencia hace algunas semanas. Ayer fue el día.
El atractivo de crear un nuevo alimento muy similar al chorizo elaborado con pulpo en vez de con vísceras y tocino de cerdo, reside en la drástica reducción del porcentaje de grasas saturadas de éste. Según la información que nos ha facilitado Cabomar, la empresa que ha comercializado el embutido de pulpo en colaboración con OPROMAR (Organización de Productores de Pesca Fresca del Puerto de Marín) y Aceites Aires de Jaén, tanto el chorizo criollo como la chistorra de pulpo cuentan con un 80% menos de grasas saturadas que sus respectivos productos de origen elaborados con carne de cerdo, y por ende, son bajos en calorías, aportan una cantidad de colesterol considerablemente menor y son ricos en Omega 3.
Mi opinión personal sobre el chorizo de pulpo
Aunque estuve tentado de cortarlo en rodajas y servirlo sobre un lecho de patatas como si fuera un pulpo a la gallega, al final preferí ser fiel a la perfecta pinta de embutido de cerdo del chorizo de pulpo (el criollo y la chistorra) y hacerme un plato combinado con su ración de arroz cocido con ajo y perejil y salteado después con un poco de aceite de oliva, y un huevo a la plancha.
Lo primero que habría que decir es que el chorizo de pulpo es un chorizo fresco que es necesario cocinar. Las posibilidades en este sentido son prácticamente las mismas que con un chorizo convencional, y el tiempo también es similar: tanto la chistorra de pulpo como el chorizo criollo se pueden hacer a la parrilla, a la plancha, en sartén, etc. Yo los hice en sartén con unas gotitas de aceite de oliva.
El sabor me pareció muy logrado, aunque encontré matices de marinos que, en todo caso, no me sorprendieron. Al fin y al cabo, estaba comiendo pulpo. Hay que tener en cuenta que la fuerza del pimentón en la elaboración del chorizo tradicional relega a la carne a un plano casi secundario en lo que al gusto se refiere. Por eso, la sustitución de la carne de cerdo por pulpo no resulta tan traumática y el «invento» funciona.
No obstante, en el caso de la chistorra, de un grosor mucho menor y con una concentración de especias mayor, las sensaciones de estar tomando un chorizo convencional fueron mucho mayores que con el chorizo criollo. En este último, el sabor del pulpo se me hizo más evidente.
También es conveniente decir que, si bien ambos están elaborados con tripa natural, la piel del chorizo criollo se resiste algo más que la de la chistorra a ser masticada y tragada.
Conclusiones
El chorizo de cerdo y el pulpo cocinado al estilo tradicional ya están buenos por sí mismos, y si no fuera por la diferencia entre los aportes nutricionales de uno y otro producto, puede que la transformación no tuviera sentido. Más que nada, porque resulta imposible no establecer relaciones entre el original y el trampantojo.
Por eso mismo, creo que el chorizo de pulpo puede ser una buena opción para niños con dificultades para comer pescado, o para personas que, por las razones que sea, quieran limitar el consumo de grasas sin prescindir del placer de determinados sabores.
Al resto, yo les aconsejaría acercarse al chorizo de pulpo con la mentalidad de que van a comer pulpo y no chorizo, o de lo contrario, podrían sentir algo parecido al rechazo que produce beber leche de soja como sustituta de la leche de vaca.
Me encantan esta clase de reportajes. Cosas nuevas y porque no decirlo, buenas también!