Un cambio drástico en su alimentación, ha coincidido con el mejor año de Lionel Messi. ¿Realmente ha sido la dieta la razón de la mejora del fútbol de Leo?
La juventud tiene el poder de hacer sentir invulnerables a quienes la disfrutan en general, y a los deportistas en concreto. Por eso, son pocos los jóvenes deportistas capaces de anteponer principios nutricionales al placer de comer, al menos hasta que los primeros chivatos de emergencia empiezan a emitir sus avisos en forma de lesiones musculares, sobrepeso, merma en el rendimiento, etc.
Es difícil de reconocer para un madridista como un servidor, pero es evidente que durante la temporada 2014-2015 Leo Messi ha vuelto a sonreír, ha vuelto a correr como un rayo, y en definitiva, ha vuelto a hacer lo que sólo él sabe hacer con un balón en los pies, de la mejor forma que sabe hacerlo. Y todo esto coincide con un cambio en su dieta que se percibe a simple vista en su rostro y en su cuerpo fibroso y espigado.
Con esto no quiero decir que la razón del renacimiento de Leo Messi haya sido el cambio radical en su alimentación. Aunque intuyo que ha podido ser un factor clave, no puedo probarlo. Lo que sí parece claro es que Messi llevaba años sin seguir pautas para una alimentación saludable, y que el deseo de dar un giro de 180 grados a esta dinámica es causa y consecuencia de un cambio de mentalidad y de una mejora de sus condiciones físicas y de su rendimiento en los terrenos de juego.
Que un miembro del cuerpo técnico del F.C. Barcelona como Carlos Rexach declarara en febrero de 2015 que «el año anterior, Messi había comido más pizzas de las que debía», no era una constatación, pero sí una pista de por dónde podían ir los tiros del llamativo contraste entre el aspecto y el rendimiento de Leo Messi en 2015 y en la temporada anterior.
¿En qué consiste la dieta de Messi?
Cuando un futbolista de alto nivel no sigue un plan nutricional estricto adaptado a sus exigencias, el simple hecho de asumir hasta qué punto las personas podemos llegar a ser lo que comemos eliminando de su dieta todo lo que no le conviene, significa racionalizar un aspecto fundamental de la vida de un deportista como es la alimentación, que incide no sólo en el ámbito fisiológico, sino también en el emocional.
En ese sentido, según lo que he podido leer en la prensa, la nueva dieta de Messi diseñada por el nutricionista italiano Giuliano Poser, más que una milagrosa pócima, está basada en una pila de principios básicos de toda alimentación saludable: comida casera en sustitución de cualquier procesado, menos grasas saturadas y menos carnes en general (según el especialista italiano, una de las razones para medir el consumo y el tipo de carne que consumen los deportistas, es la cantidad de fármacos, pesticidas y herbicidas que éstas contienen), menos azúcar, una cantidad de hidratos de carbono (arroz, pasta, patata, etc.) acorde con sus necesidades, más pescado azul, más verduras y frutas frescas concretas para necesidades concretas, agua mineral, etc.
En resumen, una dieta que, ajustada también en las cantidades que requiere un futbolista profesional, aparte de aportar los nutrientes precisos, ha contribuido a que Messi pierda 4 kilos de peso, con el consiguiente beneficio que ello conlleva para el desarrollo de la capacidad explosiva de sus músculos. Tampoco hemos vuelto a ver a Messi vomitar durante un partido, una imagen que se repitió en varias ocasiones en los años precedentes, aunque tampoco podemos asegurar si los consejos de Poser han sido la solución a las malas digestiones de Leo Messi durante los partidos.
Me jugaría la cabellera a que las pautas que Giuliano Poser marcó a Messi en lo referido a su alimentación, sin ser demasiadas, fueron increíblemente certeras, ajustando la dieta a las necesidades del futbolista dejando un escaso margen a la interpretación. Ni más ni menos y, sin ir más lejos, lo que cualquiera de nosotros necesitamos junto con grandes dosis de fuerza de voluntad que algo así requiere.
Fuente: Canchallena.com.ar