Con la vuelta al cole, al ajetreo por la compra del material escolar y por volver a cuadrar los horarios de los hijos con los de los padres, se une la preocupación por las meriendas del recreo de los niños. Preocupación para algunos como vosotros, que si estáis leyendo esto es porque el tema os inquieta hasta el punto de empujaros a buscar ideas en Internet, si bien para otros el dilema se resuelve por la vía rápida: a base de bollería industrial, o dándole un par de eurillos al chaval para que éste los administre a su criterio.
Hace no mucho toqué de pasada el tema de las meriendas saludables de los recreos de los niños en el colegio en un artículo cuyo título, Zanahorias crudas, el mejor snack, hablaba por sí mismo; pero las fechas me obligan a reflotar el asunto y a tratarlo de forma más concisa. Y es que la vieja teoría de que «los niños lo queman todo» ya no nos vale.
La mala alimentación de niños y adolescentes se palpa a pie de calle, y el tema es serio, tanto como para tratar de controlar cada ingesta, por pequeña que sea.
Los expertos en nutrición hablan de cinco comidas principales a lo largo del día: el desayuno, la merienda del recreo, la comida, la merienda de la tarde y la cena; entendiéndose las dos meriendas como puentes entre las comidas principales, las fuertes. En ambos casos, frutas como las manzanas, las peras, los plátanos, el melón troceado, etc.; o incluso verduras u hortalizas como las zanahorias, el tomate o el pepino al natural (convenientemente lavados o pelados, y con un poquito de sal en el caso de los dos últimos) son la mejor opción, variando la cantidad en función de la edad, de la actividad o del apetito del niño.
Es una buena forma, además, de inculcar a los pequeños el gusto por las frutas y verduras, que deben ser protagonistas en su alimentación diaria. Pero hay más alternativas a la fruta, que nos pueden servir para alternar con ésta o enriquecer las meriendas del recreo de nuestros hijos.
Algunos ejemplos de meriendas saludables para el recreo de los niños en el colegio:
– Una manzana y una porción de quesito.
– Un zumo de naranja en tetra brick y una cajita de cereales.
– Un bocadillo pequeño de dulce de membrillo y queso fresco.
– Una bolsa de dátiles.
– Un puñadito de frutos secos: almendras, nueces o avellanas.
– Un poco de pan con chocolate negro y un zumo de pera.
– Una porción de tarta casera, por ejemplo de tarta de manzana.
Foto: Bruce Tuten
Es un tema importante en la alimentación de un niño. La obesidad infantil comienza en las meriendas de los recreos.
nunca he tomado bolleria industrial, pero si recuerdo los bocatas de patatas fritas (EL GALLO) los cuales sigo tomando de vez en cuando.
Ahí me has pillado, granuja, pero aquello era algo ocasional, y en la época en la que ya manejábamos nuestras pesetillas… ¿Que sigues haciéndotelos? Yo te confieso, en el nombre del padre… 😀