La comida como medicina.
No me ha obsesionado nunca tanto el vivir mucho, como el vivir bien, saludable, feliz y contento. Pero como lo uno no quita lo otro, y como vivir mucho suele ser síntoma de haber vivido sano y en buen estado durante más tiempo de lo habitual, me ha llamado la atención una noticia que he leído en Vanguardia acerca de la relación entre la alimentación, y la longevidad de los ancianos de la prefectura de Okinawa, en Japón.
Al parecer, en este archipiélago a la comida se le llama «medicina», lo cual nos da una idea clara de la importancia que se le otorga. Los ancianos que superan los 100 años en Okinawa (que al parecer no son pocos) no se lo piensan dos veces a la hora de citar la alimentación en primer lugar entre las razones que explican su longevidad. Pero no todo se basa en el «qué comer», hay matices.
Comer frutas, verduras y pescado.
Esto no es ningún secreto. Estamos hartos de oírlo, lo que pasa es que del dicho al hecho, hay un trecho. Por eso somos uno de los países del mundo con las tasas de obesidad infantil más altas. En concreto, estos viejecitos afirman haber comido mucha piña, papaya, guayaba y un tipo de mandarina de Taiwan llamada «shiikuwasha«, con un alto poder antioxidante. Pero la fruta estrella en Okinawa es una especie de melón amargo llamado «goya» , que al parecer tiene grandes propiedades preventivas contra el cáncer y contra la diabetes.
No llenarse al comer en más de un 80%.
Comer bien no es sólo comer lo correcto, sino también hacerlo bien, y en este sentido, uno de los consejos que nos dan estos sabios gastrónomos es no llegar nunca a llenarnos. Hay que comer lo justo para aguantar de ingesta a ingesta, y para que el cuerpo no nos pida comer entre horas. Claro, que esto también depende de la fuerza de voluntad de cada uno.
La carne mejor comerla desgrasada.
La dieta para vivir 100 años de Okinawa es una dieta equilibrada, como debe ser, y también hay sitio para la carne. Los abuelos centenarios de estas islas del Japón confiesan comerse del cerdo, todo «menos las pezuñas y la sonrisa». Pero tienen un secreto: según cuentan, cuecen la carne en exceso, hasta que consiguen eliminar la grasa.
Evitar el estrés y hacer ejercicio.
A parte de comer bien y en cantidades razonables, los ancianos de Okinawa aluden también al estilo de vida relajado y al ejercicio físico diario como complementos de su estupenda «dieta de la eternidad». Como veis, no es nada nuevo, pero en este caso nos lo cuentan verdaderos centenarios militantes del buen comer y del buen vivir. Claro, que siempre habrá quien prefiera seguir saciando el gusto con lo primero que se le ponga por delante, y quien anteponga la salud al hecho de lucir palmito para decantarse por dietas más mediáticas.
Foto: LisaClarke
Los japoneses, como siempre, a la última, porque llevan siglos practicando una de las culturas más respetables con ellos mismos y el resto del planeta, mientras que nosotros seguimos enfrascados en nuestra cultura occidental creyendo que somos los primeros en todo. ¡Cuánto camino por recorrer y cuánto tiempo perdido!
Los occidentales estamos totalmente des-orientados…