Todos conocemos la historia de algún padrino desheredado, tras haber osado a ponerle como nombre a un niño Armando, siendo Bronca su apellido; Dolores, apellidándose Fuertes de Barriga; o Ester, siendo su apellido Colero. Pero si desafortunado es ser el hazmereír del barrio a lo largo de toda una vida por culpa de un padrino ingenioso y sin conciencia, peor es llegar a serlo por méritos propios.
A continuación, os voy a mostrar hasta qué punto se puede uno arrepentir de no haber usado el Google Traductor a la hora de ponerle el nombre a un restaurante, o a un alimento. Graciosos para el que los escucha, y con menos chispa para el que los ostenta como propietario del restaurante o como responsable del bautismo del alimento en sí, las pifias que siguen son de órdago, dignas de ser albergadas en las estanterías del museo del despropósito o del infortunio. Lo peor es que en algunos de los casos los nombres están puestos a propósito, con un par.
1. Café – Bar «El eructo feliz». Queda claro por el nombre y por los que pusieron la pasta para el luminoso, que aquí se bebe Coca Cola hasta para tomarse un Ibuprofeno.
2. Restaurante «Aroma de Berga». Lo malo es cuando después de un eructo feliz, queda en el ambiente un ligero aroma de berga. Es el momento en el que todos se miran, y uno al fondo, coloradito, exclama: «¡yo no he sido!». En serio, ¿en qué estarían pensando?
3. Restaurante «Miano». Esto es amor por el orificio anal de uno mismo, oigan. Viendo lo visto, si abren una tapería, lo mismo la acaban llamando «mi feliz ventosidad».
4. Restaurante «Tan Dao Vien». Sé que después del «Miano» no debería haber puesto el «Tan Dao Vien», pero uno es débil a las tentaciones. Se intuye un padrino de los de antes -con chispa- que le puso Tao a su sobrino, apellidándose Dao Bien. Un padrino tailandés con conocimientos de español que no pensaba que su sobrino acabaría siendo el chef de su propio restaurante.
5. Tes «Sidroga». Ésta es la marca de tes preferida de mi tía María. Anda que también…
6. Cremas Knorr «Pota». He aquí un ejemplo de despropósito mayúsculo. El publicista en cuestión se empeñó en usar caracteres occidentales para el nombre, y la acabó liando parda. Con lo seductora que hubiera quedado la foto con la palabreja en vietnamita…
7. Saquitos de arroz «Puto». Si a los famosos bombones «Merci» les pusieron ese nombre para que la gente los regalara como agradecimiento de algo, los saquitos de arroz «Puto» tendrían un gran éxito en España como obsequio para cretinos varios.
8. Aceites «Capullo». Lo que más me gusta de esta imagen es la frase de abajo a la izquierda, la de «Nueva Imagen». Pues se lo han currado, sí, pero podían haber empezado por el nombre.
9. Aguardiente de orujo «Hijoputa». Y para terminar, otro posible regalo con ironía. Tiene que ser suavecito, idóneo para quitarse el sabor de boca después de una cucharada de «cremita pota acompañada de un puto saquito de arroz en un restaurante con aroma de berga».
¡jajajajaja…!
Algunos son geniales, de veras.
¡Mhe partío la caja!
No sé si usar estas fotos como actividad de vocabulario para mis extranjeros. jajajajaja…
Abrazos.
¡Úsalas, úsalas! Humor + imágenes = éxito seguro para conseguir hacer entender algo. Un abrazo.
El aguardiente hijoputa es un clásico de las ferias medievales XDDD
Por cierto, supongo que alguien lo habrá notado, pero Berga es un topónimo, lo que aún le da más salsa al tema.
El aroma es un cafe que esta en la plaza de san pere en Berga mi ciudad natal y donde vivo… mira que teneis mala leche!
¡Ja, ja, ja…! Lo que tengo es un tino… ¿De verdad eres de Berga? No me digas que los propietarios del café le pusieron el nombre sin darse cuenta del doble sentido, porque no me lo creo… 😀
En catalán la letra e puede tener dos sonidos (abierto y cerrado), y ahí se distingue a la perfección el doble sentido 😉
Si, de verdad soy de Berga, capital del bergueda y conozco a los dueños, puedo asegurarte de que no se dieron ni cuenta del doble sentido de la palabra, tambien te puedo asegurar de que es el cafe mas caro que hay en berga. Pero a decir verdad se conoce como el aroma, lo del cartelito llevara como mucho un par de años y ni yo cai en el doble sentido de la palabra hasta que lo vi en vuestro blog. Ya veras que cara de ganso se le queda en cuanto se lo diga. Un saludo.
Me temo que este año no me nombran hijo predilecto de Berga, ni pregonero oficial de Carnavales… Conste que yo prefiero las cosas así, con su poquito de chispa, antes que sobrias y desaliñadas. Ojalá tenga la ocasión de pasarme algún día por allí a saludar a los dueños del café.
Hombre, ya puestos tómate algo… Con todo su aroma. 🙂
Qué asco el olor a berga!